38 AÑOS DE GULP: EL DISCO QUE CAMBIÓ LOS ‘80 EN ARGENTINA

El legendario debut de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

De un momento a otro, el rock nacional jamás volvería a ser lo mismo. Desde la ciudad de La Plata, al sur de Buenos Aires, aparecía un conjunto que a pesar de no tener ningún álbum lanzado, sus fanáticos cantaban todas sus canciones. El «fenómeno ricotero» comenzaba a explotar, pero no muchos saben que esto llegó casi diez años después de sus inicios. Hoy vamos a explorar un fascinante debut.

Fundados durante 1976, tardaron nueve años desde su génesis hasta tener un LP en las calles. La portada de Gulp (1985) es minimalista, un trabajo artesanal con diferencias en las tonalidades de la pintura en cada copia, algunas en verde otras en rojo (y en diferentes gamas). Esto retrata parte de su esencia, ya que Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota comenzó originalmente sin nombre ni tampoco intérpretes fijos. Un proyecto multidisciplinario donde en pequeños lugares podían convivir el arte plástico, el ballet, la poesía y la música. Allí las únicas constantes eran empujar los límites artísticos y la presencia de cuatro figuras: Skay Beilinson, el Indio Solari, CarmenLa Negra PoliCastro y Rocambole. Los dos últimos como manager/alma mater y en diseño gráfico, respectivamente. Los primeros se dividían el rol musical en una perfecta sinergia, al estilo Morrissey y Johnny Marr en The Smiths, repartiendo las responsabilidades de la música y las letras.

En el aire se respiraba un abrumador conjunto de emociones, y la poesía encriptada del Indio retrata aquellas sensaciones

La banda se desarrolló con conciertos que no eran publicitados, sólo difundidos de boca en boca unas horas antes de comenzar. Poco a poco, el culto fue creciendo y la dictadura cayendo, por lo que comenzaron a tocar en lugares «más grandes», por ejemplo en Cemento y Einstein. A pesar de que estos boliches eran populares, tenían una capacidad muy reducida, lejos de la masividad, pero fueron vitales para lentamente ir ahorrando. Parte de aquellas ganancias iba a un pozo común, a través del cual se iba a financiar un LP, el cual sería luego distribuído por su mánager, la Negra Poly, quien explicó: “Si un productor quiere ocuparse de Patricio Rey en grabaciones, o en lo que sea, está invirtiendo una cantidad. Y para resarcirse de lo que invirtió deberá vender a Patricio Rey de alguna manera que no tiene absolutamente nada que ver con lo que Patricio Rey quiere hacer”.

El 22 de abril de 1985 pasaría a la historia como una de las fechas más importantes de la década, o incluso de la historia argentina. Por un lado, porque Gulp era lanzado, pero a su vez, porque comenzaba el juicio a los miembros de las Juntas Militares. ¿Qué implicaba esto último? Que los responsables de la aberrante dictadura militar y sus infames delitos se iban a enfrentar a la justicia. En el aire se respiraba un abrumador conjunto de emociones, y la poesía encriptada del Indio retrata muy bien aquellas sensaciones. Para ejemplificar se puede citar a ‘La Bestia Pop’: “Mi amigo está groggy sin destilar, pero yo sé que hay caballos que se mueren potros sin galopar”, a la cual su autor explicó de la siguiente manera: “Ya se empezaban a ver los peligros que tenía transformarse en una gran bestia pop”, y dice en referencia a aquella línea de la canción: “[…] habla de los peligros de la falopa, tiene que ver con todo lo que recibe la gran bestia pop”. Más allá de las explicaciones, siempre se mantiene un aura de misterio y ambigüedad en las letras.

Grabando, estos caballos potros lograban finalmente galopar. Lo hicieron en los estudios de MIA con Lito Vitale, quien está de invitado en los teclados, al igual que Claudia Puyó en coros. Los ya mencionados Skay e Indio en guitarra y voz respectivamente, y completan la banda Willy Crook en el saxofón, el Piojo Ávalos en batería, Tito Fargo D’aviero en guitarra y Semilla Bucciareli en bajo. Sin saberlo, estos músicos estaban cambiando la historia de la música argentina. A pesar de que todavía eran algo «under», concierto a concierto se convertirían, de manera gradual, en posiblemente el grupo más convocante y movilizante del rock nacional. Te guste o no, un antes y un después, una devoción absoluta.

MEDIO SIGLO ATRÁS: LA EXPLOSIÓN DEL ROCK NACIONAL

Recorremos diferentes rincones del país durante 1971, buscando profundizar en tres discos que marcaron el movimiento

Hace 50 años se vivían tiempos complejos en Argentina, y el rock no era la excepción. Sus dos bandas más importantes, Almendra y Los Gatos se habían separado, dejando un fuerte clima de incertidumbre. Si a esto le sumamos que Manal se separó durante estos meses, podemos creer que la gente se preguntaría: ¿Podrá seguir todo sin estos grupos? Afortunadamente sí, y estos tres álbumes fueron grandes responsables de eso.

Vox Dei – La Biblia

Cuando todo era nada, era nada el principio; Él era el Principio, y de la noche hizo luz”. Una vez que Ricardo Soule pronunció esas palabras, la escena en Argentina jamás volvería a ser la misma: de esa forma comenzaba La Biblia, la gran ópera rock en español. 

Los LPs dobles son algo poco frecuente en la historia del rock nacional, pero esas excepciones son fascinantes; desde Agitor Lucens V (1974) por Arco Iris hasta el segundo lanzamiento de Almendra (1970). Pero fue Vox Dei quien tuvo la propuesta más ambiciosa: una obra conceptual sobre La Biblia… eso no es algo fácil de encarar, pero el resultado final fue inmejorable. Con canciones largas y épicas como ‘Las Guerras’ y ‘Cristo – Muerte y Resurrección’, este álbum es un viaje emotivo y de alta calidad musical.

Aquí hay un dato importante para situarnos en las dificultades de la época: las letras tuvieron que ser aprobadas por la Iglesia Católica. Tras ser analizadas por miembros de alto cargo,  el Cardenal Antonio Caggiano dijo: “A mí me hubiera costado tres horas explicar qué es Dios y vos apenas con un silogismo lo conseguiste”, en referencia a las palabras iniciales en la canción ‘Génesis’.

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Pappo’s Blues – Vol 1

Conversando con Horacio Vitullo, guitarrista y vocalista de Agroblues, además de ser uno de los más grandes expertos argentinos en el género, le consulté: ¿ves blues en Pappo’s Blues? A lo que él contestó: “Es el blues a través de los ojos de Pappo”.

Con un sonido fuerte y salvaje, combinó al hard rock con la psicodelia más desaforada, creando un álbum lleno de potencia, donde «Carpo» descarga el salvajismo que venía acumulando. Es el primer disco de Pappo por fuera de Los Gatos, grupo al que se sumó para grabar Beat Nº 1 (1969) y Rock de la Mujer Perdida (1970), y para este nuevo proyecto formó un fascinante trío con David Lebón y Black Amaya. Tristemente esta formación fue efímera, dado que Lebón pasó a Color Humano y Black a Pescado Rabioso

Casi que parece una compilación, ya que encontramos clásicos por doquier; desde su arranque con ‘Algo ha cambiado’, frase que aplica para todos los que escucharon el álbum de forma contemporánea (e incluso ahora a 50 años), ‘El Viejo’, ‘El Hombre Suburbano’ y ni hablar de ‘Adónde está la Libertad’. 

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La Cofradía de la Flor Solar 

Uno de los primeros (y pocos casos) de auténtica psicodelia en el Río de la Plata,  con los cofrades de Kubero Díaz. Este conjunto fue mucho más que una banda, oriundos de La Plata y viviendo en comunidad, por allí pasaron incontables figuras. Los intérpretes en este disco son Morcy Requena (bajo), Manija Paz (batería), el ya mencionado Kubero Díaz (voz y guitarras), pero también tenían dos invitados, Quique Gornatti y Skay Beilinson.

Muchos años antes de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Skay formaba parte de La Cofradía de la Flor Solar, donde también convivía el diseñador gráfico de su futura banda, Rocambole Cohen, quien justamente se encarga (junto a Kubero) de la hermosa propuesta gráfica del LP.

Por esa casa en la ciudad de las diagonales pasaron incontables bandas a zapar, desde Manal hasta Pedro y Pablo, y todos quedaron marcados a fuego por estos auténticos hippies, cuya psicodelia con fuertes aires de folclore era inconfundible. No se pierdan de hermosas canciones como ‘Quiero Ser una Luciérnaga’, ‘Paz De Panza’ o el clásico ‘Se Ama O No Se Ama’.

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Hugo Fattoruso y Osvaldo Fattoruso – La Bossanova de Hugo y Osvaldo (1968)

Una joya de los hermanos Fattoruso, tras alejarse de Los Shakers emprendieron un sonido completamente distinto y hermoso; una Bossanova a la uruguaya.
El sello EMI ya había promocionado muy poco el anterior trabajo de la banda, La conferencia secreta del Toto’s Bar, razón por la cual se permitieron hacer lo que querían con este disco, ya que estaban al tanto de que no sería muy bien distribuido. El trabajo final resulta ser una joya hermosa de comienzo a fin