FLEET FOXES: ABRIENDO LAS PUERTAS DEL MUSIC WINS FESTIVAL 

Un comienzo ideal para un festival cargado de indie en su formato más diverso

La escena folk tuvo sus idas y vueltas a lo largo del tiempo, de ser extremadamente popular a comienzos de los ‘60, a casi olvidada en los ‘80. El nuevo milenio tuvo un cambio de paradigma, y de a poco diversos grupos revivieron al movimiento. Entre los más importantes para lograrlo están los Fleet Foxes, quienes trajeron su magia al  C Complejo Art Media, inaugurando el Music Wins Festival.

Fue curioso que la banda saliera al escenario coreando «ole ole ole ole», con inmensas sonrisas y una tímida arenga. Luego, felicitaron al público por la victoria ante Países Bajos, por los cuartos de final del mundial, e hicieron notar su alegría de estar en Argentina. La noche ya estaba destinada a ser una fiesta, el festejo futbolístico fue el arranque perfecto. 

Un show emocionante, con una compleja simplicidad que evoca una intrínseca sensación de naturaleza. Canciones como ‘White Winter Hymnal’ o ‘Blue Ridge Mountains’, inmediatamente brindan la sensación de bosques y montañas. Esto también se lo debemos a la preciosa voz de Robin Pecknold, y al un acompañamiento perfecto del resto de la banda, transmitiendo una fuerte sensación de intimidad, a pesar de estar parados junto a innumerables personas más.

Las canciones fueron principalmente de su último LP, Shore (2021), y sus dos primeros lanzamientos, el debut Fleet Foxes (2008) y Helplessness Blues (2011). Hubo más celebreaciones: casi al final del show invitaron a su telonero al escenario, el brasileño Tim Bernardes, quien ya se había empezado a ganarse los corazones del público dos horas atrás, cuando versionó con la acústica la maravillosa ‘Cantata de Puentes Amarillos’ de Luis Alberto Spinetta.

Después de semejante experiencia, es maravilloso tener la posibilidad de deleitarse con el Music Wins Festival en Club Ciudad. Desde Magnetic Fields y Devendra Banhart hasta Metronomy y Chet Faker.

BAILANDO EN LA OSCURIDAD CON MOLCHAT DOMA

En una noche diferente, Buenos Aires vibró con sombrío y pegadizo coldwave

El post punk es una de esas terminologías que abren un paraguas inmenso. Cubre diferentes cosas que a veces parecen tener poco en común, pero en Konex respiramos mucho de lo que hace al género, o por lo menos a su esencia. Una vibra energética, aunque a su vez apagada, la introversión en un lugar repleto de gente y la fría oscuridad que puede ser bailada. Eso y más, se vivió a través de Molchat Doma.

Caminando las cuadras alrededor, se percibía un clima ideal. Las vibras y los outfits hablaban por sí solos, era un momento muy esperado y las personas no podían evitar emanar aquella alegría. ¿Quién habría pensado que tocarían en Sudamérica? Estamos hablando de un trío fundado hace tan solo cinco años en Minsk (Bielorrusia), quienes no hacen «música convencional» y ni siquiera cantan en inglés. De todos modos, con entradas agotadas, se anticipaba con ansiedad la primera nota; y vaya que valió la pena esa espera. Casi como un gol, en un instante se desencadenó la euforia, y el público comenzó a moverse como si no hubiese un mañana.

Dudo que muchos de los presentes hablen ruso, pero eso no los detuvo de cantar y saltar alocados

Resulta muy curioso el formato de trío que desarrollan estos músicos. Un vocalista, un bajista y un guitarrista. ¿Sin batería? No, en realidad la percusión es electrónica, programada a la perfección, dando una base para seguir, mientras que la guitarra y el bajo se comunicaban en un nivel más profundo. Convivieron de forma estupenda esos sonidos, tan cadenciosos y cargados de tintes góticos e intimistas, con la apasionante puesta en escena de su vocalista. Para ejemplificar y que quede más claro, podemos hacernos una pregunta: ¿Cómo habría sido New Order si las tensas vibras de Joy Division hubiesen prevalecido de manera más marcada? Probablemente así.

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Para alimentar la riqueza y variedad de su repertorio, tanto el guitarrista Roman Komogortsev como el bajista Pavel Kozlov por momentos abandonan sus instrumentos para focalizarse en sintetizadores. Es llamativa la manera en que conviven lo orgánico y lo sintético, aquella pegadiza y fría percusión programada, con un bajo vibrante que es el motor del grupo. Unidos, la máquina toma vida, y en instantes nos hipnotiza. 

Tomaron la antorcha de los grandes grupos de hace 40 años

La iluminación ayudó a generar una atmósfera particular, pero lo más importante fue el talento de los integrantes. No creo que ellos alguna vez hayan imaginado semejantes pogos como los que se vivieron en Konex, menos aún a cientas de personas corear: “Olé olé olé, Molchat, Molchat”. Dudo que muchos de los presentes hablen ruso, pero eso no los detuvo de cantar y saltar alocados. Imposible escapar al ritmo y al sentimiento.

En las primeras filas se escucharon reiteradas veces los gritos “toquen el tema del Instagram”, en referencia a ‘Судно (Sudno)’, la canción que los catapultó a la fama. Una de las piezas que encapsulan a este grupo: musicalmente, pegadiza e incitando a que movamos nuestro cuerpo, pero las palabras que pronuncia Yegor Shkutko son de puro dolor, a la par con las épocas más angustiadas de Bauhaus o Christian Death. Una dualidad constante y fascinante. 

Pasan las décadas, pero queda claro que el post punk sigue vivo. Una banda que tomó la antorcha de aquellos grandes grupos de hace 40 años y le sumó enorme originalidad. De todos modos, dieron un pequeño guiño hacia el pasado, haciendo la fascinante introducción de ‘A Forest’ por The Cure, aunque pronto fue quebrada para saltar hacia una canción propia.

Una noche inolvidable, de la cual probablemente se hablará cuando hagan sus listas sobre los mejores conciertos de 2022. ¿Te quedaste con ganas de bailar? Acá te dejo una playlist.

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📝 Agustín Riestra
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Se cancela Woodstock

Este año se cumple medio siglo desde el primer Woodstock, y en conmemoración a eso se iba a realizar Woodstock 50, un festival de 3 días con artistas como Santana, Jay Z y The Killers, pero al fin y al cabo, éste se ha cancelado.

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El festival había recibido reacciones polémicas de muchos fans del Rock, quienes lo consideraban atroz, algo con lo que yo diferí terminantemente. Más allá de que había muchos artistas que no son para nada cercanos a lo que caracterizó al festival, estos son tiempos modernos y muchos de ellos son muy buenos músicos.

En su momento remarque que de tener la oportunidad iría, amaría a ver artistas como: Dead & Company, Santana, Raconteurs, Robert Plant, John Fogerty, , David Crosby, Canned Heat, Country Joe McDonald, Rival Sons, Soccer Mom, Jay Z, Courtney Barnett, Earl Sweatshirt, The Zombies y Gary Clark Jr.

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Jimi Hendrix en el festival original

Aunque ahora, en un giro de los acontecimientos, los artistas fueron quienes se quejaron de la organización. Estaba pactado un adelanto a los artistas durante este mes, pero este no fue efectuado. Ya había sospecha de que el festival corría peligro cuando se retrasó la puesta a la venta de las entradas, pero ahora está todo claro, no habrá Woodstock en el 2019.

Recordemos al legendario festival a través de imágenes, las cuales dicen mucho más que las palabras.

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Incontables personas llegando al festival

 

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Jimi Hendrix rockenado Woodstock

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La improvisación desde el alma – Damo Suzuki

The Swiftsure Session - Damo Suzuki Network (2017)
The Swiftsure Session – Damo Suzuki Network – Firmado por Damo la noche del concierto

¿Como continuar después de la primer entrada? No fue una decisión simple, pero luego de escuchar este álbum lo decidí. Con Damo Suzuki.

¿Quien es este nipón? En pocas palabras, el maestro de la improvisación.


Nacido el 16 de enero de 1950 en Japón, desde muy joven se vio ligado a la música. Su hermana mayor, quien trabajaba en un banco, comenzó a partir del cumpleaños número 8 de Damo, a regalarle un instrumento distinto cada año. Empezando por una flauta, y siguiendo con un clarinete, saxofón, guitarra e incluso un órgano; ella quería que el tocara música.

Siendo un adolescente de tan solo 17 años, decidió irse a visitar Europa. Su primer destino fue Suecia, viviendo en una comuna en los campos escandinavos junto a 50 personas. Luego, estuvo seis meses viajando por Finlandia, Alemania, Francia y Suecia, pintando y haciendo música en las calles. Después de estos 6 meses deambulando, paso 6 más viviendo en Wexford, Irlanda y Londres.

Luego de todos estos viajes por Europa, se encontraba en Munich hace ya 3 meses, trabajando como guitarrista para un musical, pero a pesar de estar ganando bastante bien, se encontraba harto de la monotonía de ese show. En este punto, estaba considerando volverse a Japón y estudiar; pero entonces se le presento una oportunidad.

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Se encontraba tocando por las calles de la capital Bávara , y fue entonces cuando fue escuchado por Holger Czukay y Jaki Liebezeit, miembros de la banda Can (bajista y baterista respectivamente). Ambos quedaron perplejos ante el estilo de Suzuki, quien cantaba (y lo sigue haciendo) de una forma única, pasando del Alemán, al Ingles, también Japones e incluso palabras inexistentes, simplemente sonidos.

Luego de una conversación, esa misma noche Suzuki tocaría junto a Can, y sería el inicio de la formación más famosa de la banda. Juntos grabarían tres álbumes fascinantes, Tago Mago (1971), Ege Bamyasi (1972) y Future Days (1973). Ninguno similar al anterior, y todos extremadamente recomendables. Al lector que no haya buceado en el mundo de Can, le recomiendo comenzar con el primer álbum con Suzuki, Tago Mago.

Can - Tago Mago

Pero esta fascinante etapa de Can, una serie de álbumes que cambiaron para siempre al «Krautrock» (término que se suele usar en para referirse a estas corrientes experimentales de la música alemana, pero que no es muy bien visto por los artistas del movimiento) e influencio a incontables músicos, debía llegar a su fin.

 

 

Al igual que sucedió con el vocalista original de la banda,  Malcolm Mooney, Damo Suzuki dejaba Can para siempre.

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Malcolm Mooney junto a Damo Suzuki (2006)


Y así, luego de que Can finalizara, Suzuki comenzó una nueva vida, siendo un testigo de Jehovah. A partir de 1974 se alejaría del mundo de la música por casi una década, regresando recién en 1983. Pero la vida del Japones no fue tan pacífica como suena, ya que sufrió de Cáncer a comienzos del 80,  pero fue operado con éxito.

Después de una larga recuperación, Damo sintió la necesidad de volver a hacer música:

No pude caminar o hacer cualquier cosa durante aproximadamente medio año. Pero un día tuve el sentimiento de volver a hacer música, aunque no en una industria. Quería expresar el sentimiento de que había sobrevivido, de que tengo una nueva vida dentro de mí música, por eso hago música al instante, ya que es mucho más cercano a la vida misma cuando improvisas. Si tenes una composición, entonces no es vida, es negocio. Yo solo quiero hacer música, no negocios.

Poco tiempo después, crearía la Damo Suzuki Network, un grupo música sin ningún otro miembro estable (y rara vez repitiendo miembros), donde un agente de Damo le consigue miembros locales del lugar a donde va a presentarse, y toca junto a ellos sin un ensayo previó ni nada por el estilo; incluso muchas veces conociendo a sus compañeros recién arriba del escenario. Fiel a sus palabras, cada concierto es una experiencia completamente distinta y única, no solo jamas se repetirá la misma banda, sino que el siempre hará lo que siente en el momento.


Ahora conociendo estos aspectos de la improvisación absoluta que realiza en la música, podemos retomar el tema del lenguaje. Como dijimos antes, cuando mencionamos su primer encuentro con dos de los miembros de Can, Suzuki suele muy seguido «cantar» en ningún idioma, simplemente hacer sonidos. El refiere a esto como el lenguaje de la edad de piedra. En referencia a esto el explica:

En mi concierto podes tener una serie de historias dentro de tu cabeza, y la persona a tu lado tiene otras historias completamente distintas, y soy capaz de comunicarme con cada persona en la audiencia. Es una forma de trance donde todo es posible, ya que no estoy diciéndole nada a la gente, ellos mismos son creativos, y eso es importante.

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¿Como fue la experiencia de presenciar a Damo Suzuki?

Este pasado 13 de diciembre del 2017, tuve el placer de ver en vivo a este enorme artista.  La banda que lo acompaño fue excelente:

  • Liderados por el magnifico Fernando Kabusacki (guitarra)
  • Mariano Domínguez (bajo)
  • Fernando Samalea (haciendo probablemente la mejor performance que vi de algún percusionista argentino)
  • Sergio «el koala»Verdinelli como segundo baterista,
  • Alan Courtis en sintetizadores (utilizando una remera de Acid Mothers Temple y replicando la magia de Higashi Hiroshi)
  • Y Matías Mango (teclado)

Estos «Sound Carriers» (llevadores de sonido, termino que acuña Damo para referirse a los músicos de la Network) fueron increíbles, y realmente estuvieron a la altura de un show sumamente cautivante. Todo empezó con la banda tocando por bastantantes minutos, hasta que de repente apareció Damo, caminando relajado hacia el micrófono, cerrando los ojos (como en prácticamente todo momento mienta «canta») y dando inicio a esta fascinante travesía. Este estilo de música fue algo único y sumamente experimental, algo incomparable.

Una vez finalizado el concierto, que por cierto habrán sido 3 canciones, cada una de unos 40 minutos aproximadamente, Damo bajo las escaleras de uno de los costados del escenario, y comenzó a saludar a la gente que había ido a ver el show. Pero lo destacable no es lo atípico, sino la naturalidad y con el cariño que lo hizo. Uno lo veía darle la mano y agradecer a todos los que podía. Aprovechando esta oportunidad, corrí hacía la escalera por donde había bajado, ya que me encontraba en el otro extremo del escenario, y aguarde que volviera para subir. Entonces, abrí mis brazos, ofreciéndole un abrazo, el cual el acepto y me abrazó por unos segundos.


Y ahora después de todo esto, queda cerrar la nota, y creo que esta cita es la mejor manera de hacerlo. Un entrevistador le pregunta: ¿cuáles son tus planes para el futuro?  A lo que el responde: «Ser Damo Suzuki»

Damo Suzuki - Ball