WOODY WOODMANSEY, BATERISTA DE BOWIE, RECUERDA ZIGGY STARDUST

Charlamos con el último de los Spiders From Mars sobre su LP más famoso, 50 años después

Es difícil situarse en la sociedad británica de 1972. A pesar de que habían atravesado una muy popular escena psicodélica, todavía se mantenía una enorme grieta entre los «rockeros» y el resto. La clase trabajadora era en su mayoría apasionada por el fútbol y con poco interés musical, cargados de posturas machistas y una estética exageradamente masculina. Queda claro con solo ver fotos de los bigotudos deportistas. De todos modos, mientras los hooligans — equivalente inglés a los barras bravas — generaban caos y violencia por las calles, ocurría otro tipo de rebeldía, a base de maquillaje y trajes extravagantes.

“Se pensaba que Bowie era un one hit wonder. No sabía si era inteligente o si tenía buen sentido de la moda”

David Bowie es indudablemente el ícono de la escena glam, un elegante camaleón que quebró todos los límites. Desde que apareció maquillado y usando un vestido en la portada de The Man Who Sold The World (1970), el mundo no volvió a ser el mismo. Es un dilema imaginar si Elton John o Freddie Mercury habrían trabajado sus estéticas de la misma manera sin este antecedente. Aún así, el impacto no era exclusivamente a través del look, sino que también con la música, y eso vamos a explorar en una edición muy especial de Medio Siglo Atrás, acompañados por Mick Woodmansey.

Retomando aquel disco de 1970, allí fue que pasó de ser un cantante acústico y psicodélico (con pasado en el pop barroco) a un estrella de rock. Para ello, necesitó de intérpretes con la capacidad de plasmar esa potencia, pero Woody Woodmansey y Mick Ronson eran las piezas perfectas para este rompecabezas. El 16 de junio de 1972, hace 50 años, aparecía en las calles The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars. Para recordarlo nos acompaña Woody, su baterista y el único sobreviviente de aquella legendaria banda. “Mick [Ronson] y yo veníamos de Hull, donde tocábamos en una banda llamada The Rats. Cuando entré fue para reemplazar a un baterista, quien se mudó a Londres y comenzó a tocar con The Hype, el primer proyecto rock de Bowie. Pronto ellos necesitaban un guitarrista, por lo que el chico recomendó a Ronson. Pasa el tiempo y comienzan a sentir que el baterista no encajaba con lo que querían hacer, Mick les cuenta sobre mi y eventualmente recibo una llamada ‘¿Estoy hablando con Woody? Soy David Bowie’. Yo no lo conocía, pero no quería ser descortés con él ni con Ronson que me recomendó, así que viajé a Londres y terminé en la banda. Sabía que [Bowie] había hecho algunas cosas folk rock, y aunque te sorprenda, en aquel momento parecía que con ‘Space Oddity’ era simplemente un one hit wonder. No sabía cómo era él, no tenía idea de si era inteligente o si tenía buen sentido de la moda”.

Pronto se percató de que estaba trabajando con un artista diferente, sobre lo que cuenta: “En la gran mayoría de las canciones, nosotros no sabíamos sobre qué trataban. Bowie nos daba unos acordes y comenzábamos a practicar como si fuese en vivo, pero probando diferentes arreglos. Eventualmente él entraba, escuchaba y 20 minutos más tarde nos traía la melodía y las letras. Tocábamos un par de veces y listo, esa era la canción que iba al disco.

“De no haber sido por ‘Starman’ , tal vez el álbum nunca se habría lanzado”

Este álbum no solo fue la explosión del glam rock, sino que también el nacimiento del alter ego Ziggy Stardust, un alienígena andrógino que arriba al planeta y funda una banda. Una estrella musical con una filosofía hedonista y la sexualidad completamente abierta (los géneros no importan mucho cuando sos un alien), atravesando un inminente apocalipsis con altísimo consumo de estupefacientes. Pero este tipo de vida es lo que lleva a su trágico final, en la conclusión del LP, ‘Rock ‘n’ Roll Suicide’. Aquella peculiar premisa es la base para una interesante obra conceptual, que incluye desde la desoladora ‘Five Years’, hasta la desaforada guitarra en ‘Moonage Daydream’. Al consultarle sobre las letras, Woody nos comenta: “Algunas son bastante obvias, pero en muchas otras se trata de lo que significa para vos. En algunas, como por ejemplo ‘Life on Mars’ , él quería que tuviéramos una idea sobre qué trataba, pero en la mayoría no nos explicaba nada, eran un secreto”.

En esta hora de charla nos compartió muchas anécdotas, pero una de las más llamativas es que al terminar de grabar el disco, desde el sello RCA estaban preocupados. ¿Por qué? “Nos dijeron que faltaba un single, el álbum era bueno, pero decían que no tenía una canción pegadiza que atrape a los oyentes. Entonces David dijo que iba a crear su propia ‘Somewhere Over The Rainbow’  [en referencia  a la canción de la película The Wizard of Oz (1939)], agarró una acústica y se puso a componer. Volvimos al estudio y la grabamos, esa canción era ‘Starman’. De no haber sido así, tal vez el álbum nunca se habría lanzado”.

A pesar de estar cumpliendo 50 años, Ziggy Stardust se mantiene vigente y enamorando a nuevos oyentes. Más allá de que aquel alter ego fue asesinado por su creador el tres de julio de 1973, cuando anunció su retiro al final del último concierto de la gira — confundiendo a los fanáticos y a sus propios compañeros de banda —. Curiosamente, los Sex Pistols estaban presentes esa noche, pero no solo como fanáticos: “Hace unos años conversé con Steve Jones, guitarrista de los Pistols, quien me consultó si recordaba los dos recitales en el Hammersmith Odeon. Le dije que sí, convencido de que me preguntaría al respecto, pero me consultó si pasó algo raro con nuestros equipos. Le dije que no, pero me confesó que se había robado dos de mis platillos, uno de los micrófonos y el amplificador del bajo al final de la primera noche. Se dio cuenta que el micrófono era de Bowie porque tenía marcas de lápiz labial”.

Para honrar esta bella charla con una leyenda del rock, recomendamos escuchar este brillante LP, lanzado Medio Siglo Atrás.

MEDIO SIGLO ATRÁS: ITALIA REVOLUCIONA EL PROGRESIVO

Dos discos que van a obsesionar a todo fanático del género

Italia, un país fascinante a nivel cultural, donde pudo convivir el arte más bello y elaborado con la constante tutela de la iglesia católica. Este lugar atravesó durante el siglo XX casi 20 años de guerra civil, los denominados «años de plomo». En medio de aquel caos, con la extrema derecha e izquierda tiroteándose en las calles, surgía un exquisito movimiento: el rock progresivo italiano. Similar, aunque a su vez muy diferente a las otras ramas del género en el resto del planeta.

De todos modos, durante los ‘60 y ‘70 no se lo llamaba así en Italia, sino que era conocido como «música pop». Aquel término remite estrictamente a abreviar popular, ya que a pesar de que parezca sorprendente, fue algo escuchado en gran escala por el pueblo italiano. Se llegó a decir que todo músico de allí grabó al menos una canción progresiva durante ese periodo, incluso quienes no formaban parte del rock. ¿Dónde están sus orígenes? En palabras de una de sus grandes figuras, Aldo Tagliapietra, bajista y cantante de Le Orme: “El rock progresivo era tocado por músicos que salían de los conservatorios de música clásica pero con pelo largo e instrumentos electrónicos. Ellos salían del conservatorio en búsqueda de espacios de creatividad y expresión”. Vaya que los encontraron en este fascinante estilo.

Banco del Mutuo Soccorso – Darwin!

Hoy en día la teoría de la evolución ha sido naturalizada y aceptada, pero no era así en el contexto de una Italia religiosa en 1972. En aquel entonces, se lo podía llamar un concepto contrahegemónico. Siendo así… ¿Qué cosa más brillante y «progresiva» que hacer una obra conceptual alrededor de la evolución? Este es el probablemente punto más alto en la carrera de Banco del Mutuo Soccorso. Con grandes secciones instrumentales y una exquisita guitarra, es una escucha dinámica y profunda.  De todos modos, algunos de sus rasgos más distintivos están en el piano y en la voz (la cual coquetea con lo operístico).

El LP arranca con una frase fascinante: “Prova, prova a pensare un po’ diverso, Niente da grandi dei fu fabbricato, ma il creato s’è creato da se, cellule fibre energia e calore” Esto vendría a ser: “Intenta pensar un poco diferente, nada fue creado por grandes dioses, pero la creación fue creada por sí misma, células, fibras, energía y calor”. Curiosamente, al escuchar esas palabras podemos hacer un paralelismo con su completo opuesto, las primeras palabras en el disco La Biblia (1971) por los argentinos Vox Dei: “Cuando todo era nada, era nada el principio / Él era el Principio, y de la noche hizo luz / Y fue el Cielo, y esto que está aquí”. Tan distintos, pero tan parecidos.

De todos modos, no hay que confundirse, el LP está lejos de ser meramente un tratado científico, sino más bien una reflexión sobre las emociones y la consciencia humana. Esto está bien representado en el concepto de ‘750 mille anni fa … L’amore?’ (Hace 750 mil años… ¿Amor?). Aquí reflexiona sobre un primate y sus primeros contactos con la noción del «amor», etapa fundamental de la evolución que tuvo el ser humano.

Una de las más interesantes obras conceptuales, bautizada en referencia a Charles Darwin y con infinitas cosas por descubrir.

Premiata Forneria Marconi – Per un amico

A diferencia de otros lugares del mundo, donde el progresivo en sus versiones sinfónicas parecería ser rock con elementos de clásico, en Italia hay casos en que se podría decir lo opuesto: música clásica con elementos del rock. La cita de Tagliapietra al comienzo de la nota podría explicar por qué es así, pero queda más claro escuchando los álbumes. Per un Amico (1972) es el segundo lanzamiento de Premiata Forneria Marconi, uno de los proyectos más famosos del género, donde en la primera canción, ‘Appena un po’’, queda claro cómo plantean su abordaje.

Las preciosas teclas del clavecín y el piano conectan con la relajada voz. La fina guitarra, el excelente uso de sintetizadores y una percusión con la precisión de un reloj suizo. Es exquisita la manera en que las diferentes partes se combinan, creando una pieza íntegra. Aquí no escasean los cambios de tiempo, a lo que se podría hacer un paralelismo metafórico con las calles en aquellos tiempos. Los lapsos de paz son a veces quebrados por «momentos de ataque», donde la banda saca su lado más potente.

A pesar de ser lanzado el mismo año que su debut, comienzan a demostrar mayor profesionalismo que en Storia di un Minuto (1972). La complejidad abunda, con pasajes que se sienten muy lejos de la libertad que tiene la improvisación, sino que parecerían correr a gran velocidad por un laberinto, sabiendo exactamente en qué direcciones girar en todo momento. Enormes partituras interpretadas a la perfección.

Para concluir es pertinente destacar que esta escena no fue algo aislado o ignorado por los protagonistas a nivel mundial, al contrario, fue muy admirada. Músicos como Peter Gabriel de Genesis, Steven Wilson (Porcupine Tree) y Peter Hammill (Van der Graaf Generator) han destacado su admiración e inspiración por estos conjuntos italianos. Además, es fascinante ver que no se trata solamente de las dos bandas incluidas en esta entrada, en realidad hay incontables más. Artistas sin nada que envidiarle al legendario movimiento progresivo inglés.

MEDIO SIGLO ATRÁS: LOS AMIGOS DE BOWIE EXPLOTAN LAS RADIOS

Dos discos en los que el delgado duque blanco participó y fue fundamental

En el año 1972 se dio la explosión del glam rock, un género cuya estética desafiaba las normas de la sociedad británica. Muchos artistas pasaron a la fama por sus prendas extravagantes y personalidades tan provocativas, seguro están pensando en Freddie Mercury y Elton John, dos de los más legendarios, pero hubo otros primero.

El padre fundacional de la escena glamurosa fue Marc Bolan, el líder de T. Rex, cuyos pantalones ajustados y gritos agudos hicieron estragos en el mundo musical. Era una figura que no permitía grises, o lo amaban o lo odiaban. Uno de sus grandes fanáticos fue David Bowie, quien no sólo profundizó en la propuesta visual, sino que a su vez le brindó un sonido distintivo al nuevo género. Pero no fue meramente una influencia gigante para el resto de los grupos, sino que ‘Ziggy Stardust’ también se involucró en algunos de los proyectos más interesantes del movimiento. Por eso hoy vamos a descubrir dos LPs que Bowie ayudó a que se convirtieran en grandes éxitos.

Lou Reed – Transformer

A pesar de su renombre hoy en día, The Velvet Underground y su principal figura, Lou Reed, no tuvieron el más mínimo éxito durante los ‘60. De todos modos, a pesar del fracaso comercial, su influencia fue enorme entre los músicos más interesados en lo experimental, entre ellos, Bowie. Él tocaba seguido ‘White Light White Heat’ y ‘I’m Waiting for my Man’ en sus conciertos, y en su visita a Estados Unidos hizo todo lo posible para conocer a Reed, dejando sobre la mesa una propuesta de ayudarle a grabar un álbum en Londres. Frustrado e intrigado, el neoyorquino aceptó la oportunidad y grabaron en agosto de 1972.

A pesar de ser lanzado como solista, hay una colaboración constante con Bowie y su guitarrista, Mick Ronson, juntos producen y tocan en el disco. Aquí pudieron captar tanto el lado energético como sensible del norteamericano, además de encontrarle un sonido que podría apelar a un público más amplio. Desde las pegadizas ‘Vicious’ y ‘Hangin’ ‘Round’, hasta los perfectos arreglos de Ronson en las inolvidables ‘Walk on the Wild Side’, ‘Satellite of Love’ y ‘Perfect Day’. Esas últimas son probablemente las más recordadas de Lou, y definitivamente las más escuchadas en radios. Es pertinente recordar que ‘Perfect Day’ fue inmortalizada en el filme de Danny Boyle, Trainspotting (1996), enmarcando a la perfección una de las escenas más duras de la película. 

La icónica portada fue capturada por Mick Rock, donde un error en el revelado causó que la imágen tuviera este tan curioso efecto. Así nació el arte de tapa más famoso de su carrera solista, y a pesar de mantener renombre dentro de los círculos de melómanos, Lou Reed nunca volvió a tener el éxito comercial que vivió Transformer (1972), a pesar de crear brillantes obras como Berlin (1973), Coney Island Baby (1975), Songs for Drella (1990) y Magic and Loss (1992).

Mott The Hoople – All The Young Dudes

Un impresionante registro del que solo se habla acerca de la canción que le da título. Una magnum opus que estuvo al borde de no existirAll The Young Dudes (1972).

¿Por qué este disco nunca iba a ser? Bueno, a comienzos de los ‘70 Mott The Hoople estaba al borde de separarse. Fue entonces  que llegó la intervención de un fan devocional, quien les rogó por otro álbum, entendiendo que la banda estaba en su mejor momento y podía dar mucho más; ese «muchachito» era David Bowie. El ‘delgado duque blanco’ comenzó a mostrarles canciones como para regalarles, como un modo de motivarlos a crear nuevo material. Sabía que ellos estaban frustrados del poco éxito comercial, por lo que quería darles ese gran éxito que los catapultara. Primero intentó con ‘Suffragette City’, la cual rechazaron y él terminó utilizando para The Rise and Fall of Ziggy Stardust (1972). Pero en una tarde les mostró ‘All The Young Dudes’… allí tenían un himno para una generación.

Los managers y sellos discográficos del autor se oponían por completo a esto, sabían que iba a ser un éxito, pero él se la regaló a la banda que amaba. Motivados, decidieron embarcar en un nuevo trabajo de estudio, pero no pasaron por alto aquel gesto. Unieron fuerzas y se concentraron en hacer lo máximo posible en estas sesiones, reclutando a Bowie para tocar el saxo y hacer coros. Todo muy lindo, pero… ¿qué tal el resultado? Bueno, definitivamente el álbum más exitoso de la banda.

La conexión entre Mick Ralphs (Bad Company) e Ian Hunter está en su punto más alto, una perfecta sinergia que lleva a un sólido trabajo de hard rock glamuroso. Desde la larga odisea de ‘One Of The Boys’, probablemente su mejor registro, hasta bombas de humor y ritmo, e incluso baladas. Aquí se encuentran algunos de los temas más recordados de Mott The Hoople, como ‘Momma’s Little Jewel’, ‘Ready For Love’ y obviamente, el clásico que da título al LP. A pesar de no tener tanto renombre por estos rincones del planeta, esta es en Inglaterra una de las canciones más recordadas de los ‘70.

Como una curiosidad conectando a los tres implicados del día de hoy, la banda abre el álbum versionando a los Velvet Underground, con uno de los tracks más populares de Lou Reed: ‘Sweet Jane’. ¿Estaríamos en lo correcto si sospechamos que el productor más glamuroso del mundo tuvo que ver en esa decisión?

Mencionamos a The Rise and Fall of Ziggy Stardust en esta nota, pero no se preocupen, no lo olvidamos. Pronto tendrán una edición de Medio Siglo Atrás dedicada enteramente a aquel clásico, pero por el momento, disfruten de estos dos grandes discos.

MEDIO SIGLO ATRÁS: EL FIN DE ALMENDRA ¿BENDICIÓN INESPERADA?

La aparición de tres bandas que dieron inicio a una nueva época en el país

La primera edición 2022 de Medio Siglo Atrás nos lleva a 1972, con el comienzo de lo que muchos llaman «la era más prolífica del rock nacional». Hoy vamos a explorar tres bandas que aparecieron ese año e impactaron la escena a su manera, cada una de ellas formada por ex miembros de Almendra.

Color Humano – Color Humano

El final de dicha banda representó un enorme quiebre, bastante mayor a la disolución de Los Gatos y Manal, pero nadie habría imaginado las maravillas que surgirían a partir de eso… solo su guitarrista, Edelmiro Molinari: “pienso que nosotros no nos vamos a separar, pienso que nos dividimos, nos multiplicamos, yo creo que va a haber más música”. El pronóstico no podía estar más acertado, de una banda que solo tenía dos discos, aparecieron tres que lanzaron 10.

Por su parte, él creó Color Humano, junto a David Lebón y Rinaldo Rafanelli, uno de los principales grupos psicodélicos de la región. Curiosamente, Lebón, futuro guitarrista de Serú Girán, toca la batería en la mitad del álbum, ya que durante las grabaciones recibe la oferta de tocar el bajo con Pescado Rabioso, por lo que abandona la banda. De aquellas últimas sesiones se encarga Rodolfo García, ex baterista de Almendra.

Este primer lanzamiento tiene grandes dejos de blues y folclore, como también uno de los «himnos» de la época: ‘Larga vida al sol’, la cual musicaliza a la perfección la película Hasta que se ponga el Sol (1973). 

Pescado Rabioso – Desatormentándonos

Por su parte, Luis Alberto Spinetta reclutó a Black Amaya, Osvaldo “Bocón” Frascino y Carlos Cutaia, con quienes dio vida a Pescado Rabioso. Contado por sus propios intérpretes, Spinetta buscó explorar una dirección más pesada, influenciado por bandas como Led Zeppelin, Deep Purple y Pappo’s Blues

Curiosamente, la primera canción es 100% antagónica a la de su anterior banda, ya que el ‘Blues de Cris’ gira en torno a su separación de Cristina Bustamante, quien había inspirado ‘Muchacha Ojos de Papel’. Saltó de una delicada y relajada composición, donde le pedía “quédate hasta el alba”, a estar “cansado de gritar con Cris” y pensar que “sus ojos al final olvidaré. Se ve que el papel no es eterno. 

De este frenético blues pasa a la «zapada» de ‘El jardinero (Temprano amaneció)’, con una sonoridad similar a la mayoría del LP, un blues psicodélico con mucho lugar a la improvisación. Los dos tracks que más se distinguen son ‘Serpiente (Viaja por la sal)’, con el órgano como base y un vuelo similar a lo que vendría en los discos siguientes; como también la delicada, relajada y apasionante ‘Dulce 3 nocturno’, una composición en conjunto a Frascino, quien canta unas líneas misteriosas. Él dejaría la banda y sería reemplazado por David Lebón, llevando a que dos de los tres miembros de Pappo’s Blues Vol 1 (1971) integren el proyecto (el otro es el baterista, Black Amaya).

Aquelarre – Aquelarre 

Por último, la sección rítmica de Almendra, Emilio Del Guercio y Rodolfo García, forman un grupo acompañados por Héctor Starc y Hugo González Neira. Combinando rasgos característicos de las otras bandas, Aquelarre coquetea con el progresivo, con tintes de hard rock en la guitarra, pero también dulzura y delicadeza en la voz de Del Guercio.

Probablemente el disco más variado de los tres que estamos explorando, comienzan con la potente ‘Canto desde el fondo de las ruinas’, uno de los más grandes clásicos del grupo. Aquél ritmo frenético también se vive en la apasionante ‘Aventura en el árbol’, pero también se permiten bellos momentos acústicos en otras canciones. Hablando con Héctor Starc, nos comenta que: “El primero [álbum] me parece el más interesante de todos porque es el que más demuestra lo que era el grupo. Así es como sonaba Aquelarre”. Casi sin sumarle pistas a las grabaciones y con los mismos instrumentos que utilizaban en sus presentaciones, tener esto en mente nos hace preguntarnos lo increíble que sonarían sobre los escenarios.

Para concluir es interesante destacar que cierran el LP con una excelente improvisación titulada ‘Movimiento’, algo muy diferente a lo que usualmente encontrás en un disco de rock nacional. Este tipo de versatilidad los coloca más cercanos a un grupo de jazz fusión que a un proyecto de rock convencional. 

Es increíble pensar que con la separación de uno de los más grandes emblemas del país, podrían aparecer tres nuevos universos sonoros. Las Almendras se multiplicaron. 

MEDIO SIGLO ATRÁS: LA REVOLUCIÓN BRASILEÑA

Los tres discos que cambiaron la música popular en tiempos de facto

El año 1972 fue un periodo muy importante a nivel cultural en Brasil, porque a pesar de que la dictadura militar se había establecido en 1964 (y duraría hasta 1985), estaba comenzando su época más oscura. Muchos artistas se exiliaron en Europa, un efecto similar al que tuvimos en Argentina. Hoy vamos a descubrir cómo se vivió esto en los discos.

Milton Nascimento & Lô Borges – Clube da Esquina

Un vinilo que capturó las diferentes corrientes que se respiraban en el país vecino, desde la psicodelia y su tropicalia (movimiento contrahegemónico a finales de los ‘60), hasta el pop barroco y el folclore. De todos modos, el género principal de Clube da Esquina (1972), y de los otros álbumes que vamos a explorar en el día de hoy, es la MPB. Estas siglas hacen referencia al término música popular brasileira, una modernización de la samba y bossa nova, muy importante en una época donde el rock era reprimido por el estado, convirtiendose en el género más popular.

En cuanto a sus intérpretes, Milton Nascimento había debutado como solista en 1967 y ya tenía cuatro discos muy populares en su catálogo; por otro lado, Lô Borges tenía tan solo 18 años al entrar a grabar en el estudio. Este era su segundo disco, habiendo debutado en el LP anterior de Nascimento . ¿Imaginas la presión de liderar una canción en el piano con una orquesta entera a tus espaldas? Este chico, a través de genialidad y un poco de inconsciencia, no la sintió. 

Milton y Lo, con canciones juntos y otras separados, crean un LP dinámico. Aquí exploran la profundidad de las melodías pop, con mucha belleza y una textura que parece semejante a la del dream pop que aparecería décadas más tarde. Ya en la primera pista vas a darte cuenta de por dónde van estos chicos.

Caetano Veloso – Transa

Caetano Veloso es uno de los nombres más importantes en la música brasileña, autor de incontables clásicos y un intérprete que ha prevalecido con el paso de las décadas. Desde guiar un movimiento emergente a finales de los ‘60 con Os Mutantes, Jorge Ben y Gilberto Gil, hasta abrir nuevas puertas desde su exilio en Londres, acompañado por otros de los artistas que habían sido expulsados del país.

En su primer trabajo desde el viejo continente, sus primeras palabras fueron “One day I had to leave my country, calm beach and palm tree, that day I couldn’t even cry […] but today, I don’t know why, I feel a little more blue than then” (Un día tuve que irme de mi país, calma playa y palmera, aquel día no pude ni siquiera llorar […] pero hoy, no sé por qué, pero me siento un poco más triste que entonces). Sus discos pasaron de fervientes y poéticas protestas al gobierno, a cargar con una fuerte emoción que se describe en portugues como saudade, un estado de nostalgia y profunda melancolía. 

De todos modos, a pesar de estar cargado por tristeza y tanta poesía, sorprendentemente el ritmo prevalece por encima de todo. El groove en estos discos, y más aún en el a veces minimalista Transa (1972), es algo atrapante. En la dirección musical tuvo una gran ayuda del también exiliado Jards Macalé, un virtuoso guitarrista. Con varias canciones cantadas en inglés, fue capaz de llevar la brillante poesía de Caetano a una audiencia mucho mayor. Una obra imprescindible para cualquier amante de la música latinoamericana.

Novos Baianos – Acabou Chorare

Por último, un álbum que tiene el potencial de lograr que te enamores del samba. Los Novos Baianos, cuya música tiene diferentes abordajes entre canciones, pero que generalmente se basa en el samba tradicional, aunque con la distintiva guitarra de Pepeu Gomes. Él muy seguido toma caminos psicodélicos que enriquecen la obra, pero incluso cuando se mantiene dentro de la estructura, brilla con su calidez. Esa última palabra, «calidez», es la mejor manera para describir la escucha. Voces joviales y percusión dinámica, con un poco de diversión en medio de tanta tristeza que se respiraba en el aire. Algunos musicólogos entienden que esta decisión era precisamente una respuesta a sus contemporáneos, sabiendo que la gente ya estaba al tanto de la situación que vivían, brindarles un poco de alegría en tiempos grises.

Las tonalidades claras y su radiante energía logra que los «Baianos» sean algo único, y estos son solo algunos de los tantos motivos por los que esta es una de las piezas más importantes de la música de Brasil. Por su parte, la revista Rolling Stone seleccionó a Acabou Chorare (1972) en el primer puesto de su listado con los mejores álbumes del país.

MEDIO SIGLO ATRÁS: LOS IMPRESCINDIBLES

Clásicos de clásicos

Es imposible abarcar todo lo que sucede en un año, menos aún si se trata del prolífico 1971. En la última edición de Medio Siglo Atrás, edición 2021, queremos hacer un recorrido de algunos de los discos más aclamados que quedaron pendientes. 

Sin más preámbulos y sin una temática muy marcada, nos vamos a meter de lleno en tres trabajos que marcaron una influencia gigante que sigue presente hoy en día.

Paul McCartney – Ram

Tras la separación de The Beatles, sus miembros atravesaron una transición muy particular a ser solistas. En sus primeros lanzamientos volcaron las varias canciones que habían quedado pendientes en los últimos años de la banda, pero una vez que aquella tensión se había descargado, quedaba la difícil tarea de cómo continuar. Directa e indirectamente se ayudaban y motivaban a ser mejores, en conjunto aquella brújula musical tenía una dirección marcada, pero el libre albedrío comenzaba a generar tensiones.

Por su parte, Paul McCartney había comenzado con McCartney (1970) donde tocó todos los instrumentos. Allí hay momentos brillantes como ‘Junk’ y ‘Maybe I’m Amazed’, pero también algo de irregularidad. De todos modos, al trabajo siguiente incorpora numerosos sesionistas e incluso a la Filarmónica de Nueva York. Curiosamente es un LP super producido y ambicioso, pero a su vez puro y con vibras distendidas. De no reconocer la voz de Paul, tranquilamente podrías creer que muchas de estas canciones son de una banda indie de los años ‘90 o ‘00.

Hay reminiscencias a los arreglos más raros de Revolver (1966) y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), hasta momentos con influencias country blues que recuerdan a New Morning (1970) de Bob Dylan, principalmente en ‘Heart of the Country’ y ‘Smile Away’. También vale destacar que se atrevió a algunos «diss tracks», es decir, canciones donde verbalmente atacan a alguna persona en particular. En el caso de ‘Too Many People’, estaba dirigida hacia John Lennon, algo a lo que su ex-compañero respondería en ‘How Do you Sleep’. 

Led Zeppelin – IV

Siguiendo la idea de buscar tu sonido, Led Zeppelin había explotado en la escena londinense como una fascinante banda de blues rock con psicodelia, la cual tuvo éxito inmediato. Pero a pesar de eso, en III (1970) se encontraban buscando nuevos horizontes, llegando a jugar con el folclore británico y tomando al blues como influencia, pero no como estilo predilecto. A pesar de su gran calidad, aquel álbum es una transición hacia un nuevo mundo, al cual encontraron en IV (1971). 

Este cuarto LP de «Led Zep» trae clásicos como ‘Black Dog’ y la canción prohibida en cada tienda de guitarras, ‘Stairway to Heaven’. En esas canciones son Jimmy Page y Robert Plant quienes suelen llevarse nuestra atención, pero John Bonham es la estrella cuando llegan ‘Misty Mountain Hop’ y ‘When the Levee Breaks’. Quiero remarcar que el cuarto de los fantásticos, John Paul Jones, es quien da equilibrio entre tanto ruido, no solo brillando en el bajo, sino que también el piano eléctrico, un mellotron, la mandolina y más. 

Curiosamente, optaron por incluir invitados con un rol muy importante, como por ejemplo al tecladista de los Rolling Stones, Ian Stewart en ‘Rock and Roll’, y a la vocalista de Fairport Convention, Sandy Denny, para el clásico del folk progresivo, ‘The Battle of Evermore’. Ella es la única voz femenina que se escuchó en la discografía de estos gigantes del rock.

Yes – Fragile

Y cerramos con Yes, la banda que terminó de complejizar al rock progresivo. A diferencia de los artistas anteriores, sus comienzos no fueron tan brillantes, ya que entre la psicodelia y el «proto prog», no terminaban de encontrar el camino hacia el éxito. Afortunadamente, en 1971 lanzaron dos obras que demostraron su gran potencial: en primer lugar The Yes Album, que merece una mención especial, y luego Fragile.

Este último tiene una de las introducciones más memorables, con aquellas cálidas líneas de guitarra, seguidas por el furioso bajo de Chris Squire al que Rick Wakeman contrasta con su delicado piano. ‘Roundabout’ está definitivamente entre las mejores canciones del conjunto, como también ‘South Side of the Sky’. Curiosamente, ya se sienten algunos de los detalles más orientados al pop que caracterizaron su etapa posterior, principalmente en ‘Long Distance Runaround’ (que fue parte del único single junto a ‘Roundabout’). También convive el lado más sinfónico con ‘Cans and Brahms’, donde trabajan sobre la música del compositor Johannes Brahms.

Una pieza excelente para escuchar de comienzo a fin, donde recomendamos que se sitúen en la época, que vean como elementos de rock y clásico se encontraron para un nuevo estilo musical. Aunque no te convenzan estas palabras, al escuchar la épica ‘Heart of the Sunrise’ vas a sentir algo diferente.

MEDIO SIGLO ATRÁS: EL AUGE DEL ROCK

Chicos y chicas quieren rock…

¿Te acordás cuando empezaste a escuchar rock? Seguro te hablaban sobre bandas como Led Zeppelin, The Beatles, Deep Purple… y estoy convencido de que dentro de esos primeros nombres, por lo menos estaban dos de los tres grupos de los que vamos a hablar hoy. En esta nueva columna de Medio Siglo Atrás es el momento de incursionar en tres clásicos que de maneras diferentes marcaron el género. 

The Rolling Stones – Sticky Fingers

Rock y The Rolling Stones son dos cosas que van de la mano, y fue en 1971 que estrenaron lo que muchos llaman su mejor disco, Sticky Fingers, pero es importante comprender que atravesaban uno de sus momentos más difíciles. 

En primer lugar, vale destacar que desde 1964 lanzaban por lo menos un LP al año, con numerosos conciertos y festivales en el medio,  pero 1970 pasó en silencio en términos de álbumes de estudio. Esto tiene una fuerte relación con dos tragedias ocurridas en 1969, en primer lugar, el fallecimiento de Brian Jones. A pesar de haber dejado la banda recientemente, la muerte de un amigo y miembro fundador indudablemente impactó dentro del grupo. La otra desgracia fue el asesinato de Meredith Hunter por los Hell’s Angels durante uno de sus conciertos. En medio de un clima tan tenso, tenemos que sumar una pelea con la discográfica Decca, la cual abandonarían con la idea de publicar por su cuenta; este sería el primer lanzamiento de su sello. 

Todas las angustias, enojos y alegrías son transmitidas directamente a la música, dando como resultado algo único con lo que vas a conectar si le das lugar. Presta atención a la maravillosa dupla de guitarras entre Keith Richards y Mick Taylor, quienes encuentran el verdadero sonido «stone» en clásicos como ‘Brown Sugar’, ‘Sway’ y ‘Bitch’. Las letras son las más polémicas de la banda, con referencias a la heroína, la depresión y la esclavitud; descargaron toda esa energía negativa en este trabajo prácticamente catartico.

Como dato curioso, la portada fue diseñada por Andy Warhol, quien también creó el famoso logo de la lengua.

Black Sabbath – Master of Reality

Es fascinante pensar como en dos discos, Paranoid (1970) y Master of Reality (1971), Black Sabbath puso la piedra basal para el metal en los siguientes 50 años, e incluso, estos serían el modelo a seguir para corrientes enteras, como el stoner y doom metal. ¿Pero qué hace de ellos algo tan diferente a sus contemporáneos?

En primer lugar, el ambiente oscuro y denso que transmiten, pero esto tiene una justificación. El guitarrista Tony Iommi había perdido la punta de dos de sus dedos hace unos años, razón por la cual creó unas puntas de plástico que se colocaba para seguir tocando, pero para esto debía aflojar las cuerdas de su guitarra. Como consecuencia, el tono más bajo le daba una sonoridad muy característica, lo cual tomó más forma en este LP, donde se bajó aún más (y el bajo de Geezer Butler también se puso a tono). 

Un álbum fascinante de comienzo a fin, con riffs brillantes y Ozzy Osbourne en su mejor momento; pero todos estos conceptos se van a esclarecer una vez de que pongas ‘Into the Void’ a todo volúmen. Si no fuese por estos brillantes 35 minutos, la música habría sido muy diferente.

The Who – Who’s Next

Existen casos donde artistas brillan en sus discos pero no en los escenarios, y hay otros donde no son capaces de captar su fuerte presencia en el ambiente cerrado de un estudio. Para muchos, The Who entra en esa última categoría, ya que a pesar de ser uno de los grupos más reconocidos, no tienen varios trabajos universalmente aclamados.

Más allá de componer una de las primeras rock opera de todos los tiempos (Tommy (1969)), la mayoría de sus proyectos no suelen posicionarse al mismo nivel que los de Pink Floyd, The Doors o la Jimi Hendrix Experience. Esto se torna curioso al momento de escuchar grabaciones en vivo, ya que uno podría contar con una mano la cantidad de bandas que sonaban mejor en concierto. Pero ellos estaban al tanto de esta situación, por lo que dejaron todo en este registro tan variado.

Desde una introducción épica con ‘Baba O’Riley’, pasando por hermosas baladas (‘Getting in Tune’ y ‘Behind Blue Eyes’), canciones de puro rock (‘My Wife’ y ‘Love Ain’t for Keeping’) y una de las mejores conclusiones, la inmejorable ‘Won’t Get Fooled Again’. Un LP que rectifica su estatus en los grandes nombres en la historia de la música. 

MEDIO SIGLO ATRÁS: EL JAZZ Y EL ROCK SE FUSIONAN

Algunos vinilos que cambiaron la música

Los límites son imposiciones que los vanguardistas quieren derribar, algo que se ha visto a lo largo de todas las décadas. Durante muchos años se ha considerado que el jazz y el rock van por caminos separados, e incluso es una postura que se mantiene en menor medida hoy en día, pero estos tres discos dicen todo lo contrario. En esta edición nos sumergimos en algunas fusiones que innovaron las formas de entender  estos géneros.

Miles Davis – A Tribute to Jack Johnson

Una de las figuras creativas más influyentes del siglo XX, Miles Davis, ha impactado enormemente en las diferentes transiciones que tomó el jazz, con un rol basal para el desarrollo de subgéneros como el cool, modal, post bop y hard bop. En su amplia discografía yacen numerosas obras que los musicólogos suelen incluir entre los mejores álbumes que se han grabado, desde el famoso Kind of Blue (1959) hasta Bitches Brew (1969), pasando por Milestones (1958), In a Silent Way (1970) y On the Corner (1972).

En 1971 lanzó A Tribute to Jack Johnson, banda sonora para un documental del mismo nombre (1970), también conocido como Breaking Barriers. La película cuenta la historia del primer campeón afroamericano de boxeo peso pesado y  fue nominada al Oscar; pero hoy en día es principalmente recordada por su música. Esta consiste de dos canciones de aproximadamente 25 minutos, donde el trompetista es acompañado por los guitarristas  John McLaughlin y Sonny Sharrock, los tecladistas Herbie Hancock y Chick Corea; e incluso Jack DeJohnette y Billy Cobham, entre otros. Con esta alineación muy moderna para la época, juntos encaran un LP que logra naturalizar la mezcla del funk, jazz y rock, donde cada instrumento se turna el protagonismo, logrando una cohesión atípica que suena contemporánea a pesar de que fue grabada hace 50 años.

The Mahavishnu Orchestra With John McLaughlin – The Inner Mounting Flame

Le sigue otro proyecto con la presencia de McLaughlin y Cobham, el debut de la Mahavishnu Orchestra, un punto de encuentro para las ideas del progresivo y la complejidad del jazz experimental. Si estás familiarizado con King Crimson, probablemente sientas reminiscencias a trabajos posteriores como Larks’ Tongues in Aspic (1973) y Red (1974), los cuales tomaron bastantes elementos de lo que presenta la Mahavishnu.

Desde el lado performativo, es prácticamente perfecto, con virtuosismo y un carácter fluctuante. Jan Hammer se luce en los teclados, mientras que Jerry Goodman le da un toque distintivo con su violín, lo que logra distinguirlos del resto de sus contemporáneos. Si creés que los híbridos son aburridos, deja sonar este disco con el volumen alto; concéntrate en este viaje, donde ya desde la primera canción vas a entender de qué se trata.

Samurai  – Samurai 

Para concluir este recorrido pasamos a Samurai, banda inglesa que solamente lanzó este vinilo en 1971. Sus raíces se encuentran en el sonido Canterbury, la compleja psicodelia con aspectos «jazzeros», pero a pesar de tener similitudes con Soft Machine y principalmente Caravan, se caracterizan por su particularidad.

Las pretensiones de encasillar en estilos se complejiza con la variedad musical presente, donde reinan vibras relajantes, con tranquila percusión y un brillante uso de los instrumentos de viento; aunque también da lugar a momentos más progresivos y fuertes. A diferencia de aquellos músicos quienes constantemente buscaban exponer su virtuosismo, Samurai se decide en focalizar principalmente en crear bellas canciones. Un álbum muy poco conocido que merece una atenta escucha.

MEDIO SIGLO ATRÁS: EL NACIMIENTO DEL PROGRESIVO

La explosión del rock progresivo, una fascinante evolución de la música popular

En esta edición nos sumergimos en álbumes que retratan diferentes caras de un género que se expandió enormemente durante los siguientes cinco años. El «Prog» es algo que sigue creciendo hoy en día, con curiosos orígenes que estos discos pueden explicar.

Jethro Tull – Aqualung

La escena musical era sumamente heterogénea a finales de los ‘60 en Inglaterra, algunas bandas venían del rhythm and blues, que incorporaba influencias tanto del jazz como el blues rock para un sonido que incluso había adquirido elementos psicodélicos. Jethro Tull en su debut (1968) encajaba en esas descripciones, pero se complejiza considerablemente para sus dos lanzamientos siguientes, Stand Up (1969) y Benefit (1970), aunque fue en 1971 con Aqualung cuando encontraron  su mejor versión.

El folk británico y el hard rock son también importantes en este viaje sonoro, donde por momentos parecería ser una obra conceptual, desde las transiciones hasta las temáticas críticas a la religión y educación británica, pero hay que desmitificar esto, lo cual persiste medio siglo más tarde. Ian Anderson, vocalista, flautista y principal compositor, se hartó de negarlo en cada entrevista en aquella época, lo que inspiró que al año siguiente creara Thick As A Brick (1972), conteniendo solo una canción que se distribuye en los dos lados del LP, demostrando lo que realmente es un álbum conceptual. Retomando con el disco de hoy, vale destacar piezas profundas como ‘Wind Up’ y ‘My God’, como también las electrizantes ‘Crosseyed Mary’ y ‘Locomotive Breath’. Sin traspiés y perfectamente ejecutado, a la par con los mejores compositores.

Caravan – In the Land of Grey and Pink

Otra de las caras en los orígenes del progresivo fue la escena de Canterbury, una fusión experimental del jazz vanguardista con la psicodelia, creando música sumamente compleja y surrealista. Quienes comenzaron con ese movimiento no llegaron a grabar, los Wilde Flowers, pero al separarse nacieron las dos bandas más famosas del estilo: Soft Machine y Caravan. Sus miembros tendrían muchos otros proyectos durante los años siguientes, con un abordaje único en la escena under.

In the Land of Grey and Pink (1971) tiene la capacidad de ser futurista y nostálgico, con poesía sin mucho sentido, pero que justamente es coherente a las sensaciones que traen sus sonidos. Es probablemente el mejor álbum para adentrarse en el Canterbury, a pesar de que es incluso diferente a otros trabajos de sus pares, pero es necesario dejarlo sonar y fluir. Comienza con la cálida ‘Golf Girl’, que parece sacada de una fábula para niños, pero cierra con la extensa ‘Nine Feet Underground’, 22 minutos que consisten de varias subsecciones fascinantes.

Focus – Moving Waves

La música clásica es otra importante influencia, como vimos en una nota anterior con Le Orme y Junipher Greene, lo cual fue la base para el subgénero llamado rock sinfónico. Sus intérpretes más reconocidos son Yes, Emerson, Lake & Palmer y Genesis, pero era algo popular en diferentes rincones del viejo continente. Las dos bandas ya mencionadas venían de Italia y Noruega respectivamente, pero algo similar sucedía en Holanda con Focus.

Los oriundos de Amsterdam abren con la épica ‘Hocus Pocus’, una excelente y acelerada canción que no es fiel representante de su abordaje musical, pero de todos modos es sin dudas legendaria; algunos tal vez la recuerden de Baby Driver (2017). Al igual que con Jethro Tull, la flauta es un instrumento común para ellos, pero lo principal son los teclados de su líder Thijs van Leer y la fantástica guitarra de Jan Akkerman. La conclusión, ‘Eruption’, es la pieza más destacable del LP, con una duración de 23 minutos y un aura único; más tarde fue majestuosamente sampleada por Gustavo Cerati en su track ‘Bocanada’. Si a Gustavo le gustaba, no te la podés perder.

MEDIO SIGLO ATRÁS: EL BLUES NO MURIÓ

Tres discos de 1971 que demostraron que el género no estaba en retroceso

En los últimos años de los 60, se creía que el blues más eléctrico dejaría de existir, vencido por las evoluciones del rock. Otra concepción que estaba presente es que el blues era exclusivamente norteamericano, pero estas tres figuras se encargaron de desmentir esas ideas. Desde el mejor guitarrista del mundo para Jimi Hendrix hasta la obra maestra del estilo en Europa del este, pero con una escala en Estados Unidos con uno de los «tres reyes».

Rory Gallagher – Rory Gallagher

Comenzamos con el debut de Rory Gallagher, quien venía del estrellato con su banda Taste. Ese trío irlandes había triunfado en numerosos festivales de la década pasada, siendo aclamados por la gran capacidad de su líder, un virtuoso guitarrista y vocalista. Con el cambio de década, decidió probar una nueva dirección, acompañado por Gerry McAvoy y Wilgar Campbell, quienes fueron su base por muchos años. 

Desde el primer instante con ‘Laundromat’ podemos notar que hay un groove encantador acompañando con velocidad; pero esa es solo una de las numerosas texturas que podemos encontrar, ya que Rory comprendió el espectro completo del blues, con momentos relajados y otros llenos de ritmo.

En caso de que lo anterior no te haya convencido, recordemos lo que respondió Jimi Hendrix cuando le consultaron cómo se sentía ser el mejor guitarrista del mundo: “No lo sé, preguntale a Rory Gallagher”.

Breakout – Blues

Solemos asociar el género a Estados Unidos, su cuna, pero con una extensión a Inglaterra por los pesos pesados como Eric Clapton, Fleetwood Mac en sus primeras épocas con Peter Green y John Mayall; pero el viejo continente tuvo otros grandes referentes durante estas décadas, entre ellos, Breakout

Liderados por Tadeusz Nalepa, este grupo polaco sigue la idea mencionada anteriormente con Rory Gallagher, abarcar diferentes variantes dentro del mundo del blues. Hay momentos electrizantes, donde la guitarra al frente te transporta, pero también hay algunos momentos un poco más tradicionales, como tal vez su primera canción, una interesante introducción, pero no un fiel reflejo de lo que avecina en los próximos minutos.

Este LP es considerado por musicólogos como la obra maestra del estilo en Europa del este, un título que se ha ganado.

Freddie King – Getting Ready

Imposible hacer este recorrido sin una escala en Estados Unidos, menos aún si consideramos que en 1971 se lanzó Getting Ready, clásico álbum de Freddie King, un ejemplo perfecto para el sonido de Texas.

Una canción llena de soul abre las puertas, el ‘Same Old Blues’, donde Freddie canta apasionadamente, mientras que un excelente piano por Leon Russell lidera, pero de todos modos, es el emocionante solo de guitarra el que se queda con la canción. Russell, multiinstrumentista de Oklahoma, hace grandes aportes al desarrollo del disco, potenciando con arreglos y variando el tipo de producción entre canciones (algunas más lo-fi y otras más arregladas). 

Los clásicos abundan aquí, dan cátedra de blues. Imperdible para cualquier aficionado del movimiento. Probablemente el disco más famoso de Freddie, uno de los tres «reyes», junto a Albert King y B.B. King.