MUSIC WINS FESTIVAL 2022 – REVIEW

Desde The Magnetic Fields y Devendra Banhart hasta Winona Riders y Chet Faker

Con una exquisita selección de artistas locales e internacionales, el Club Ciudad vivió un fascinante regreso del Music Wins Festival. ¿Por dónde empezar? ¿El carácter tan explosivo como dulce de Mujer Cebra, una de las bandas más interesantes del under? ¿El debut en Argentina de Alvvays, una revolución en la escena indie pop? Hubo demasiados puntos altos, vamos a recorrerlos a continuación.

A las tres y media de la tarde, a pleno rayo del sol, el público se rindió ante el alternative dance tan pegadizo de !!! (CHK CHK CHK). Los norteamericanos trajeron clásicos y temas frescos de su nuevo LP, Let It Be Blue (2022). La energía constante de su líder, Nic Offer, es 100% contagiosa, y por eso todos movían sus brazos hacia los costados a la par de él; e incluso terminó bajando del escenario y bailando entre los fans. Tras el show, tuve el placer de conversar con él, sacándonos una foto y riéndonos un buen rato.

Hubo un salto hacia otra dimensión. Abriendo con la parte hablada del clásico de Primal Scream, ‘Loaded’, Winona Riders desató un caótico noise rock lleno de psicodelia. Un cóctel formado por guitarras ruidosas y disonantes, sintetizadores espaciales y ese peculiar logo titilando constantemente en la pantalla. Un viaje impactante de la mano de una de las bandas más interesantes de la escena alternativa en Argentina. Una performance consagratoria, en la que hasta rompieron una de sus guitarras, en pleno salvajismo. 

Dentro de la escena nacional, tuvimos fantásticas performances de Melanie Williams y Telescopios, en ambos casos con un rock que no tiene miedo a cambiar de dirección, y que nunca deja de hacerlo. Destacaron los canadienses Alvvays, con un espectacular debut en el país, presentando su excelente álbum Blue Rev (2022). Su pop con texturas indie, dream y jangle es sumamente pegadizo, logra conmover a fanáticos y primerizos. 

Más tarde fue el turno de la neo psicodelia de Crumb, quienes lograron transmitir las fascinantes energías de sus discos en el escenario. Es sorprendente ver cómo en vivo canalizan un lado más salvaje, en los momentos de noise rock descontrolado. 

La presentación de The Magnetic Fields tuvo una preciosa sensación de intimidad, casi como estar escondidos mirándolos ensayar. Las preguntas que nos generaron se las hicimos a su líder, Stephin Merritt, las cuales también encontrarán en nuestras redes a la brevedad.  Pero como un breve adelanto, y una linda curiosidad, tanto él como Nic Offer de !!! le dieron cumplidos a mi remera de Another Green World (Brian Eno). Curiosamente, este último destacó que era su disco favorito, y Merritt me dijo que él tiene una de otro disco, Taking Tiger Mountain By Strategy.

Fue impactante ver a una de las bandas más influyentes de la escena indie en los ‘90 codeándose con todo un movimiento nuevo. Más aún si consideramos que, de manera directa o indirecta, The Magnetic Fields abrió puertas por que los más jóvenes siguieron en sus exploraciones. Sonaron clásicos como ‘Andrew in Drag’ y ‘No One Will Ever Love You’, como también varias de su último lanzamiento Quickies (2020). Curiosamente no cerraron con su típico final, ‘100,000 Fireflies’, sino que después de tocarla, tuvo lugar un pedido que le hice personalmente en la entrevista: ‘A Chicken With its Head Cut Off’ (thank you, Stephin).

Devendra Banhart, quien ya había brillado en el C Complejo Art Media, hizo lucir todo su carisma, relajado y llevando sus cuerdas vocales a todos los rangos posibles. El público se convirtió por una hora en una masa uniforme, unida por la danza. Su constante dulzura, tanto musical como conversando con el público, derritió varios corazones. Hasta se animó a una cumbia psicodélica al estilo de Los Destellos en Perú. ¿Es necesario aclarar que fue recibida por unos pasos alocados?

El clima extasiado se mantuvo: inmediatamente llegó el híbrido entre indietronica y R&B del australiano Chet Faker. Se adueñó de una hora de nuestro tiempo, únicamente acompañado por sus máquinas y sus instrumentos. De a momentos se colgaba una guitarra, pero definitivamente lo más exquisito era escucharlo sentado en el piano Era constante ver gente haciendo mímicas de tocar las teclas, rendidos ante el groove

Chet dejó la mesa servida para que siguiéramos con Metronomy, el plato más esperado para la mayoría de los presentes. El baile se intensificó en una hora de hipnotismo con ese electropop, el cual sinceramente me dejó bastante decepcionado. Las largas partes instrumentales fueron su fuerte, parecía que podrían seguir por horas sin parar, pero no conecté con las secciones cantadas. De todos modos, el momento más memorable del set fue un hecho improvisado, cuando el tecladista dijo a la cámara «¿qué miras bobo?». Las risas explotaron y también el canto popular por Lionel Messi

Si los organizadores planeaban generar una inmensa pista de baile en las últimas horas del festival… objetivo cumplido. La fiesta continuó con el dúo de deep house, los franceses The Blaze, quienes en su DJ Set de hora y media cerraron a la perfección un día para el recuerdo. 

Una noche tan variada como encantadora, donde los estilos más diversos convivieron a la perfección. No podemos esperar por un nuevo Music Wins.

Por Agustín Riestra

FLEET FOXES: ABRIENDO LAS PUERTAS DEL MUSIC WINS FESTIVAL 

Un comienzo ideal para un festival cargado de indie en su formato más diverso

La escena folk tuvo sus idas y vueltas a lo largo del tiempo, de ser extremadamente popular a comienzos de los ‘60, a casi olvidada en los ‘80. El nuevo milenio tuvo un cambio de paradigma, y de a poco diversos grupos revivieron al movimiento. Entre los más importantes para lograrlo están los Fleet Foxes, quienes trajeron su magia al  C Complejo Art Media, inaugurando el Music Wins Festival.

Fue curioso que la banda saliera al escenario coreando «ole ole ole ole», con inmensas sonrisas y una tímida arenga. Luego, felicitaron al público por la victoria ante Países Bajos, por los cuartos de final del mundial, e hicieron notar su alegría de estar en Argentina. La noche ya estaba destinada a ser una fiesta, el festejo futbolístico fue el arranque perfecto. 

Un show emocionante, con una compleja simplicidad que evoca una intrínseca sensación de naturaleza. Canciones como ‘White Winter Hymnal’ o ‘Blue Ridge Mountains’, inmediatamente brindan la sensación de bosques y montañas. Esto también se lo debemos a la preciosa voz de Robin Pecknold, y al un acompañamiento perfecto del resto de la banda, transmitiendo una fuerte sensación de intimidad, a pesar de estar parados junto a innumerables personas más.

Las canciones fueron principalmente de su último LP, Shore (2021), y sus dos primeros lanzamientos, el debut Fleet Foxes (2008) y Helplessness Blues (2011). Hubo más celebreaciones: casi al final del show invitaron a su telonero al escenario, el brasileño Tim Bernardes, quien ya se había empezado a ganarse los corazones del público dos horas atrás, cuando versionó con la acústica la maravillosa ‘Cantata de Puentes Amarillos’ de Luis Alberto Spinetta.

Después de semejante experiencia, es maravilloso tener la posibilidad de deleitarse con el Music Wins Festival en Club Ciudad. Desde Magnetic Fields y Devendra Banhart hasta Metronomy y Chet Faker.

KAMASI WASHINGTON: EL JAZZ DEL SIGLO XXI

Un saxofón con la capacidad de reinventar un género

Cuando se habla de jazz, suelen remitirse a los artistas que brillaron en los ‘50 y ‘60, desde Miles Davis hasta Duke Ellington. Algunos melómanos incluso han pronunciado (en más de una ocasión) que el género estaba muerto, pero si escuchan a alguien decir eso, entonces sabrán que no estuvo en el C Complejo Art Media para ver a Kamasi Washington.

Desde jóvenes hasta veteranos, una variada mezcla de personas se unió en la Ciudad de Buenos Aires para presenciar a una de las más interesantes figuras contemporáneas. Consultando, por mera curiosidad, cómo fue que lo conocieron a este artista, algunos decían que fue por sus colaboraciones con Kendrick Lamar, haciendo referencia a aquel legendario disco To Pimp a Butterfly (2015). Otros, principalmente jóvenes, nombraban a Thundercat o Denzel Curry, mientras que los más grandes mencionaron su álbum triple The Epic (2015). Que un artista genere convocatoria por tan diversas razones es un halago a su trayectoria.

La noche comenzó de una manera mágica, cuando a las nueve en punto comenzó a vibrar ‘P. Funk (Wants to Get Funked Up)’ por Parliament. El funk y el groove se respiraban en el baile, y pronto la banda estaba parada en el escenario. Las ovaciones se hicieron sentir, principalmente cuando apareció el corpulento Kamasi, con un abrigo tradicional, el saxofón colgando y una enorme sonrisa. Su estética tan particular estaba cargada de vibras espirituales, con reminiscencias a figuras como Sun Ra o Pharoah Sanders. Mientras que sus compañeros vestían looks diversos y modernos; una vibra de jazz que se distancia de las big bands donde todos usaban trajes, esto es algo descontracturado y libre.

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“No tenemos que soportar nuestras diferencias, tenemos que celebrarlas”

Pronto, todos los presentes se encontraban hipnotizados, con canciones largas que tomaban muchos caminos, pero eventualmente retomaban ese motif que les daba una base inicial. Solos extensos y muchas sonrisas por parte de la banda, un estado de éxtasis ligado a la alegría que les emanaba el público. Tal vez ni siquiera ellos imaginaban tener al predio prácticamente lleno, apretados y sintiendo de manera plena la música. Es por eso que esta fue una celebración, al punto que uno de los dos bateristas, Ronald Bruner, Jr., se lanzó al público al final del concierto.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando el saxofonista comenzó a expresar su amor por los presentes. Tras decirlo en inglés, soltó un “te amo” y confesó que se sentía bendecido de recientemente ser padre, a lo que continuó con una canción que escribió para su hija. ‘Sun Kissed Child’ fue una emotiva pieza, donde la vocalista Patrice Quinn dejó el alma. A pesar de sonar tan dulce allí, dejó fluir un salvajismo al estilo de Betty Davis cuando soltó ‘Fists of Fury’, una potente pieza del último LP de Washington, Heaven and Earth (2018). Antes de comenzar dicho tema, el público comenzó a corear “Olé olé olé olé, Kamasi”, a lo que el saxofonista comenzó a tocar algo parecido en melodía. Pronto la percusión de Tony Austin se sumó, y así toda la banda. Una explosión mágica donde la gente seguía siendo protagonista, hasta que de manera sutil entraron en la canción.

Probablemente dos de los músicos más inspirados por el momento fueron el contrabajista Miles Mosley y el tecladista Brandon Coleman, este último tocó una canción de su nuevo álbum en donde parecía incorporar los sonidos de una nave espacial. Por otro lado, los solos de bajo fueron delirantes, como también la trompeta del carismático Dontae Winslow. Pero la gran sorpresa fue el estado de Rickey Washington, padre de Kamasi, quien se encargó de la flauta. Los años no le pasan factura, ya que estuvo todo el concierto de pie, alegre y con algunos fragmentos donde su enorme talento quedaba evidente. Hubo algunas «charlas» padre e hijo, con sus instrumentos, que deslumbraron. Instantes mágicos e improvisados.

El punto más alto del show tal vez fue ‘Truth’, de su EP Harmony of Difference (2017). Introduciendo la canción, comentaba: “No tenemos que soportar nuestras diferencias, tenemos que celebrarlas. Las diferentes tradiciones, culturas, pelos. Todas esas cosas hacen de todos nosotros una persona hermosa”. Es admirable que su música pueda sorprender e innovar dentro de un género que tiene incontables décadas de vida. Una fascinante (e inclasificable) suma de elementos que incluye el spiritual jazz, fusión, soul, post bop e incluso unos esporádicos beats con vibra de hip hop. Aquí la única constante es la creatividad.

Años atrás, en Lollapalooza 2019, había cerrado su presentación prometiendo que volvería pronto. No solo cumplió, sino que volvió a expresar su amor y deseo de regresar otra vez más. Y por si no quedó claro, el jazz sigue vivo, si no lo ves, es que tenés los ojos (y oídos) cerrados.

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BAILANDO EN LA OSCURIDAD CON MOLCHAT DOMA

En una noche diferente, Buenos Aires vibró con sombrío y pegadizo coldwave

El post punk es una de esas terminologías que abren un paraguas inmenso. Cubre diferentes cosas que a veces parecen tener poco en común, pero en Konex respiramos mucho de lo que hace al género, o por lo menos a su esencia. Una vibra energética, aunque a su vez apagada, la introversión en un lugar repleto de gente y la fría oscuridad que puede ser bailada. Eso y más, se vivió a través de Molchat Doma.

Caminando las cuadras alrededor, se percibía un clima ideal. Las vibras y los outfits hablaban por sí solos, era un momento muy esperado y las personas no podían evitar emanar aquella alegría. ¿Quién habría pensado que tocarían en Sudamérica? Estamos hablando de un trío fundado hace tan solo cinco años en Minsk (Bielorrusia), quienes no hacen «música convencional» y ni siquiera cantan en inglés. De todos modos, con entradas agotadas, se anticipaba con ansiedad la primera nota; y vaya que valió la pena esa espera. Casi como un gol, en un instante se desencadenó la euforia, y el público comenzó a moverse como si no hubiese un mañana.

Dudo que muchos de los presentes hablen ruso, pero eso no los detuvo de cantar y saltar alocados

Resulta muy curioso el formato de trío que desarrollan estos músicos. Un vocalista, un bajista y un guitarrista. ¿Sin batería? No, en realidad la percusión es electrónica, programada a la perfección, dando una base para seguir, mientras que la guitarra y el bajo se comunicaban en un nivel más profundo. Convivieron de forma estupenda esos sonidos, tan cadenciosos y cargados de tintes góticos e intimistas, con la apasionante puesta en escena de su vocalista. Para ejemplificar y que quede más claro, podemos hacernos una pregunta: ¿Cómo habría sido New Order si las tensas vibras de Joy Division hubiesen prevalecido de manera más marcada? Probablemente así.

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Para alimentar la riqueza y variedad de su repertorio, tanto el guitarrista Roman Komogortsev como el bajista Pavel Kozlov por momentos abandonan sus instrumentos para focalizarse en sintetizadores. Es llamativa la manera en que conviven lo orgánico y lo sintético, aquella pegadiza y fría percusión programada, con un bajo vibrante que es el motor del grupo. Unidos, la máquina toma vida, y en instantes nos hipnotiza. 

Tomaron la antorcha de los grandes grupos de hace 40 años

La iluminación ayudó a generar una atmósfera particular, pero lo más importante fue el talento de los integrantes. No creo que ellos alguna vez hayan imaginado semejantes pogos como los que se vivieron en Konex, menos aún a cientas de personas corear: “Olé olé olé, Molchat, Molchat”. Dudo que muchos de los presentes hablen ruso, pero eso no los detuvo de cantar y saltar alocados. Imposible escapar al ritmo y al sentimiento.

En las primeras filas se escucharon reiteradas veces los gritos “toquen el tema del Instagram”, en referencia a ‘Судно (Sudno)’, la canción que los catapultó a la fama. Una de las piezas que encapsulan a este grupo: musicalmente, pegadiza e incitando a que movamos nuestro cuerpo, pero las palabras que pronuncia Yegor Shkutko son de puro dolor, a la par con las épocas más angustiadas de Bauhaus o Christian Death. Una dualidad constante y fascinante. 

Pasan las décadas, pero queda claro que el post punk sigue vivo. Una banda que tomó la antorcha de aquellos grandes grupos de hace 40 años y le sumó enorme originalidad. De todos modos, dieron un pequeño guiño hacia el pasado, haciendo la fascinante introducción de ‘A Forest’ por The Cure, aunque pronto fue quebrada para saltar hacia una canción propia.

Una noche inolvidable, de la cual probablemente se hablará cuando hagan sus listas sobre los mejores conciertos de 2022. ¿Te quedaste con ganas de bailar? Acá te dejo una playlist.

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📝 Agustín Riestra
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LA VUELTA DE DAVID LEBÓN: ¿CON CHARLY Y POLIFEMO?

Pasan los años, pero el ganador del Premio Gardel de oro 2020 demostró vigencia en el Movistar Arena y nos dio guiños de tres proyectos más que interesantes

David Lebón es una de las figuras más emblemáticas del rock nacional, tanto en su carrera solista como participando de diversos proyectos: desde Pappo’s Blues hasta Sui Generis, pasando por Serú Girán, Color Humano, Pescado Rabioso y Polifemo. La noche del 26 de septiembre dio un memorable concierto por streaming tocando en el Movistar Arena.

Desde temprano tuvimos el placer de ver una previa exclusiva, donde el guitarrista estuvo sorteando barbijos y discos autografiados. Además, contestó algunas preguntas anticipando que se viene Lebón & Co. 2, continuación a su álbum ganador de numerosos Premios Gardel, y remarcando su interés de volver a grabar con Charly García

El concierto titulado “¿Cuánto tiempo más llevará?” abrió con una versión diferente de ‘No Seas Dura’, fina pero con el alma bluesera que la caracteriza. Era difícil seguirle el ritmo a semejante arranque, pero «el ruso» estuvo a la altura: continuó el show con otra canción de El Tiempo es Veloz (1982) titulada ‘Tiempo sin Sueños’. 

Lebón es conocido por ser un artista tímido, más aún en sus conciertos como solista, pero la ausencia de gente le permitió soltarse mucho más en escena. A su vez, es remarcable el gran acompañamiento de su banda, liderada por Dhani Ferrón (Luis Alberto Spinetta) en guitarra rítmica y Daniel Colombres (Charly García, Skay Beilinson, Suéter y Sumo) en batería. Los otros integrantes del grupo fueron Leandro Bulacio, Roberto Seitz y Gustavo Lozano.

Repasando su trayectoria, tocó clásicos de Serú Girán como ‘El Mendigo en el Andén’, ‘Esperando Nacer’, ‘Noche de Perros’ y ‘San Francisco y el Lobo’. Aunque el recital superó las dos horas de duración, estas fueron fugaces. La alta calidad de la interpretación, sumada al excelente trabajo de los sonidistas, iluminadores y camarógrafos, hicieron de esta una experiencia inmejorable.

“Charly, si estas escuchando, mañana voy a tu casa para hacerte una propuesta”

Dentro de la performance tuvo lugar un cover de ‘Ana No Duerme’, clásico de Almendra, pero acompañado de forma asincrónica por Wos, Conociendo Rusia y Lisandro Aristimuño. Esta versión, que fue presentada en los Premios Gardel, es particularmente fuerte y tiene un excelente puente en el que Wos interviene con letras que tienen algunas referencias al mundo ligado con Spinetta, como por ejemplo ‘Fermín’. Un aporte que trae este tema de 1969 al siglo XXI

El repertorio fue muy variado y contó con canciones clásicas como ‘Casas de Arañas’, ‘Copado por el Diablo’, ‘El Tiempo es Veloz’, ‘Puedo Sentirlo’ e incluso algunas no tan conocidas como ‘Bonzo’ o ‘No Llores por mí, Reina’. La calidad de los músicos es destacable, pero a su vez llevó a que las canciones más rockeras parezcan demasiado prolijas.

Durante la noche hubo dedicatorias a Fito Paez y Pedro Aznar, interpretando ‘El Tiempo es Veloz’ y ‘Encuentro con el Diablo’ respectivamente. Casi al cierre llegó ‘Cuánto Tiempo Más Llevará’, la canción que dio nombre al show y que no podía faltar. También sonó ‘Sueltate Rock and Roll’, un clásico single de Polifemo, al cual le siguió ‘Seminare’, el último tema de la noche. El himno de Serú Girán fue acompañado por un mensaje de cariño a Charly Garcia, a quien le dijo: “Charly, si estas escuchando, mañana voy a tu casa para hacerte una propuesta”.

Para generarnos aún más intriga respecto a los posibles proyectos, mientras pasaban los créditos se vio un breve video donde David jugaba con el riff de ‘Sueltate Rock and Roll’, y al fondo se podía divisar a Juan Rodriguez tocando la batería… ¿Es este un guiño a la vuelta de Polifemo?

LA VUELTA DE DAVID LEBÓN: ¿CON CHARLY Y POLIFEMO?

Pasan los años, pero el ganador del Premio Gardel de oro 2020 demostró vigencia en el Movistar Arena y nos dio guiños de tres proyectos más que interesantes

David Lebón es una de las figuras más emblemáticas del rock nacional, tanto en su carrera solista como participando de diversos proyectos: desde Pappo’s Blues hasta Sui Generis, pasando por Serú Girán, Color Humano, Pescado Rabioso y Polifemo. La noche del 26 de septiembre dio un memorable concierto por streaming tocando en el Movistar Arena.

Desde temprano tuvimos el placer de ver una previa exclusiva, donde el guitarrista estuvo sorteando barbijos y discos autografiados. Además, contestó algunas preguntas anticipando que se viene Lebón & Co. 2, continuación a su álbum ganador de numerosos Premios Gardel, y remarcando su interés de volver a grabar con Charly García

El concierto titulado “¿Cuánto tiempo más llevará?” abrió con una versión diferente de ‘No Seas Dura’, fina pero con el alma bluesera que la caracteriza. Era difícil seguirle el ritmo a semejante arranque, pero «el ruso» estuvo a la altura: continuó el show con otra canción de El Tiempo es Veloz (1982) titulada ‘Tiempo sin Sueños’. 

Lebón es conocido por ser un artista tímido, más aún en sus conciertos como solista, pero la ausencia de gente le permitió soltarse mucho más en escena. A su vez, es remarcable el gran acompañamiento de su banda, liderada por Dhani Ferrón (Luis Alberto Spinetta) en guitarra rítmica y Daniel Colombres (Charly García, Skay Beilinson, Suéter y Sumo) en batería. Los otros integrantes del grupo fueron Leandro Bulacio, Roberto Seitz y Gustavo Lozano.

Repasando su trayectoria, tocó clásicos de Serú Girán como ‘El Mendigo en el Andén’, ‘Esperando Nacer’, ‘Noche de Perros’ y ‘San Francisco y el Lobo’. Aunque el recital superó las dos horas de duración, estas fueron fugaces. La alta calidad de la interpretación, sumada al excelente trabajo de los sonidistas, iluminadores y camarógrafos, hicieron de esta una experiencia inmejorable.

“Charly, si estas escuchando, mañana voy a tu casa para hacerte una propuesta”

Dentro de la performance tuvo lugar un cover de ‘Ana No Duerme’, clásico de Almendra, pero acompañado de forma asincrónica por Wos, Conociendo Rusia y Lisandro Aristimuño. Esta versión, que fue presentada en los Premios Gardel, es particularmente fuerte y tiene un excelente puente en el que Wos interviene con letras que tienen algunas referencias al mundo ligado con Spinetta, como por ejemplo ‘Fermín’. Un aporte que trae este tema de 1969 al siglo XXI

El repertorio fue muy variado y contó con canciones clásicas como ‘Casas de Arañas’, ‘Copado por el Diablo’, ‘El Tiempo es Veloz’, ‘Puedo Sentirlo’ e incluso algunas no tan conocidas como ‘Bonzo’ o ‘No Llores por mí, Reina’. La calidad de los músicos es destacable, pero a su vez llevó a que las canciones más rockeras parezcan demasiado prolijas.

Durante la noche hubo dedicatorias a Fito Paez y Pedro Aznar, interpretando ‘El Tiempo es Veloz’ y ‘Encuentro con el Diablo’ respectivamente. Casi al cierre llegó ‘Cuánto Tiempo Más Llevará’, la canción que dio nombre al show y que no podía faltar. También sonó ‘Sueltate Rock and Roll’, un clásico single de Polifemo, al cual le siguió ‘Seminare’, el último tema de la noche. El himno de Serú Girán fue acompañado por un mensaje de cariño a Charly Garcia, a quien le dijo: “Charly, si estas escuchando, mañana voy a tu casa para hacerte una propuesta”.

Para generarnos aún más intriga respecto a los posibles proyectos, mientras pasaban los créditos se vio un breve video donde David jugaba con el riff de ‘Sueltate Rock and Roll’, y al fondo se podía divisar a Juan Rodriguez tocando la batería… ¿Es este un guiño a la vuelta de Polifemo?

COBERTURA: EL FUNERAL MÁS HERMOSO – BANZAI FC

Vestidos de traje y con un cajón en el escenario, Banzai dio el funeral del rock.

Es atípico ver un show conceptual en estos tiempos, pero eso no impidió que Banzai FC nos hiciera delirar con esta excelente propuesta. Comenzando con una ceremonia fúnebre, se realizó un pequeño monólogo previo a que iniciara una música hermosa e inclasificable. Los aires de rock progresivo y jazz fusión son ineludibles en sus performances, aunque siempre consiguen exceder las categorizaciones.

«Un día sos Gardel y al otro no sos nada»

Las pausas en sus canciones fueron hipnotizantes, como también los distintos caminos que tomaron a lo largo del espectáculo. Para esta presentación a través del Centro Cultural Konex estuvieron acompañados por un percusionista, vocalistas invitados y tres vientos: dos saxos y una trompeta. Ellos aportaron muchas texturas y contrastes a la experiencia sonora.

La banda tocó cosas nuevas y de su LP Generación TV: Temporada I (2018). Entre dichas canciones estuvo presente el ‘Tango De Anfeta’, un track que abre con ‘Mi Buenos Aires Querido’ de Carlos Gardel, para luego encarar un tango del siglo XXI. Uno podría decir que superaron su versión de estudio, al igual que en la maravillosa ‘Mi Viejo’.

El primer tema que tocaron tras esta introducción fue ‘Barrio X Barrio’, donde justamente en su primera línea hacen referencia al prócer de la música porteña: “Un día sos Gardel y al otro no sos nada”.

También presentaron nuevas canciones que estarán en su próximo lanzamiento Desangelados. En la reciente entrevista que tuvo la banda con SPE hablamos sobre los «desangelados», un concepto bastante presente en su música que además es el título de una de sus primeras composiciones. Tras bastantes años y cambios, ahora forma parte de su nuevo disco y da nombre al mismo. Entre los adelantos de la noche también estuvieron: ‘El Regalo’, ‘Paraísos Fiscales’ y ‘Dedos de Momia’.

La impresión que dejaron es sin dudas alentadora, su identidad musical es tan amplia que hace imposible que un melómano no se enamorare. Si queremos encajarlos en un estilo, podríamos describirlos como un electrizante jazz-tango con una fusión progresiva. Además, otro complemento que vimos en el espectáculo fue el visual, no solo por la estética sobria y fúnebre, sino porque su mánager Rodrigo Salas se colgó del techo mientras hacía distintas acrobacias al ritmo de la música. 

Vale destacar lo aceitado que está el grupo, aprovechando al máximo la gran cantidad de integrantes en escena y con una coordinación exquisita sin el más mínimo pifie en sus constantes cambios de estructura. Algo muy bello en Banzai es cuánto disfrutan de tocar juntos, ya que se nota que son amigos pasándola bien. Aunque el show fue más corto de lo esperado, teniendo una duración de casi 50 minutos, pudimos ver una gran performance de una de las mejores bandas emergentes del país, siendo aire fresco en tiempos de cuarentena.

Buenas noticias para los vanguardistas. Buenos Aires tendrá un Drone Celebration Vol. 2

Con artistas de lujo, inclusive la primer visita de un miembro de Sunn O))) a Argentina, este será un evento imperdible.

La escena vanguardista es cada año más grande, con el crecimiento de distintos subgéneros y un público que lentamente aumenta en tamaño, las posibilidades para quienes experimentan son mayores.

Hace 25 años un evento como este habría sido impensado, pero tengo la fortuna de poder vivir esta mágica velada que tendemos el 8 de mayo en Buenos Aires. Ese día, a partir de las 19, tendremos el Drone Celebration Vol. 2, un festival donde participaran enormes artistas como por ejemplo, Alma Laprida + Alan/Anla Courtis (miembro de Reynols), Vluba, Fiend, Zigo Rayopineal y una de las dos mitades que conforman Sunn O))), Stephne O’Malley.

Drone

O’Malley es la estrella de la noche, considerando su participación en legendarios grupos como Nazoranai  y Burning Witch,  y teniendo su primera presentación en la Argentina. Los otros artistas que acompañarán este festival son del ámbito local, y son artistas sumamente respetados mundialmente (incluso me atrevería a decir que más valorados en el exterior que en nuestras tierras), quienes no dudo que harán un show inolvidable.

No se lo pierdan, el próximo miércoles (8 de mayo) en Casa Colombo (Gallo 557 – CABA).

Toca acá para comprar las entradas

 

Se cancela Woodstock

Este año se cumple medio siglo desde el primer Woodstock, y en conmemoración a eso se iba a realizar Woodstock 50, un festival de 3 días con artistas como Santana, Jay Z y The Killers, pero al fin y al cabo, éste se ha cancelado.

woodstock 2

El festival había recibido reacciones polémicas de muchos fans del Rock, quienes lo consideraban atroz, algo con lo que yo diferí terminantemente. Más allá de que había muchos artistas que no son para nada cercanos a lo que caracterizó al festival, estos son tiempos modernos y muchos de ellos son muy buenos músicos.

En su momento remarque que de tener la oportunidad iría, amaría a ver artistas como: Dead & Company, Santana, Raconteurs, Robert Plant, John Fogerty, , David Crosby, Canned Heat, Country Joe McDonald, Rival Sons, Soccer Mom, Jay Z, Courtney Barnett, Earl Sweatshirt, The Zombies y Gary Clark Jr.

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Jimi Hendrix en el festival original

Aunque ahora, en un giro de los acontecimientos, los artistas fueron quienes se quejaron de la organización. Estaba pactado un adelanto a los artistas durante este mes, pero este no fue efectuado. Ya había sospecha de que el festival corría peligro cuando se retrasó la puesta a la venta de las entradas, pero ahora está todo claro, no habrá Woodstock en el 2019.

Recordemos al legendario festival a través de imágenes, las cuales dicen mucho más que las palabras.

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Incontables personas llegando al festival

 

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Jimi Hendrix rockenado Woodstock

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La improvisación desde el alma – Damo Suzuki

The Swiftsure Session - Damo Suzuki Network (2017)
The Swiftsure Session – Damo Suzuki Network – Firmado por Damo la noche del concierto

¿Como continuar después de la primer entrada? No fue una decisión simple, pero luego de escuchar este álbum lo decidí. Con Damo Suzuki.

¿Quien es este nipón? En pocas palabras, el maestro de la improvisación.


Nacido el 16 de enero de 1950 en Japón, desde muy joven se vio ligado a la música. Su hermana mayor, quien trabajaba en un banco, comenzó a partir del cumpleaños número 8 de Damo, a regalarle un instrumento distinto cada año. Empezando por una flauta, y siguiendo con un clarinete, saxofón, guitarra e incluso un órgano; ella quería que el tocara música.

Siendo un adolescente de tan solo 17 años, decidió irse a visitar Europa. Su primer destino fue Suecia, viviendo en una comuna en los campos escandinavos junto a 50 personas. Luego, estuvo seis meses viajando por Finlandia, Alemania, Francia y Suecia, pintando y haciendo música en las calles. Después de estos 6 meses deambulando, paso 6 más viviendo en Wexford, Irlanda y Londres.

Luego de todos estos viajes por Europa, se encontraba en Munich hace ya 3 meses, trabajando como guitarrista para un musical, pero a pesar de estar ganando bastante bien, se encontraba harto de la monotonía de ese show. En este punto, estaba considerando volverse a Japón y estudiar; pero entonces se le presento una oportunidad.

Can.jpg

Se encontraba tocando por las calles de la capital Bávara , y fue entonces cuando fue escuchado por Holger Czukay y Jaki Liebezeit, miembros de la banda Can (bajista y baterista respectivamente). Ambos quedaron perplejos ante el estilo de Suzuki, quien cantaba (y lo sigue haciendo) de una forma única, pasando del Alemán, al Ingles, también Japones e incluso palabras inexistentes, simplemente sonidos.

Luego de una conversación, esa misma noche Suzuki tocaría junto a Can, y sería el inicio de la formación más famosa de la banda. Juntos grabarían tres álbumes fascinantes, Tago Mago (1971), Ege Bamyasi (1972) y Future Days (1973). Ninguno similar al anterior, y todos extremadamente recomendables. Al lector que no haya buceado en el mundo de Can, le recomiendo comenzar con el primer álbum con Suzuki, Tago Mago.

Can - Tago Mago

Pero esta fascinante etapa de Can, una serie de álbumes que cambiaron para siempre al «Krautrock» (término que se suele usar en para referirse a estas corrientes experimentales de la música alemana, pero que no es muy bien visto por los artistas del movimiento) e influencio a incontables músicos, debía llegar a su fin.

 

 

Al igual que sucedió con el vocalista original de la banda,  Malcolm Mooney, Damo Suzuki dejaba Can para siempre.

malcolmmooneywithdamosuzuki2006.jpg
Malcolm Mooney junto a Damo Suzuki (2006)


Y así, luego de que Can finalizara, Suzuki comenzó una nueva vida, siendo un testigo de Jehovah. A partir de 1974 se alejaría del mundo de la música por casi una década, regresando recién en 1983. Pero la vida del Japones no fue tan pacífica como suena, ya que sufrió de Cáncer a comienzos del 80,  pero fue operado con éxito.

Después de una larga recuperación, Damo sintió la necesidad de volver a hacer música:

No pude caminar o hacer cualquier cosa durante aproximadamente medio año. Pero un día tuve el sentimiento de volver a hacer música, aunque no en una industria. Quería expresar el sentimiento de que había sobrevivido, de que tengo una nueva vida dentro de mí música, por eso hago música al instante, ya que es mucho más cercano a la vida misma cuando improvisas. Si tenes una composición, entonces no es vida, es negocio. Yo solo quiero hacer música, no negocios.

Poco tiempo después, crearía la Damo Suzuki Network, un grupo música sin ningún otro miembro estable (y rara vez repitiendo miembros), donde un agente de Damo le consigue miembros locales del lugar a donde va a presentarse, y toca junto a ellos sin un ensayo previó ni nada por el estilo; incluso muchas veces conociendo a sus compañeros recién arriba del escenario. Fiel a sus palabras, cada concierto es una experiencia completamente distinta y única, no solo jamas se repetirá la misma banda, sino que el siempre hará lo que siente en el momento.


Ahora conociendo estos aspectos de la improvisación absoluta que realiza en la música, podemos retomar el tema del lenguaje. Como dijimos antes, cuando mencionamos su primer encuentro con dos de los miembros de Can, Suzuki suele muy seguido «cantar» en ningún idioma, simplemente hacer sonidos. El refiere a esto como el lenguaje de la edad de piedra. En referencia a esto el explica:

En mi concierto podes tener una serie de historias dentro de tu cabeza, y la persona a tu lado tiene otras historias completamente distintas, y soy capaz de comunicarme con cada persona en la audiencia. Es una forma de trance donde todo es posible, ya que no estoy diciéndole nada a la gente, ellos mismos son creativos, y eso es importante.

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¿Como fue la experiencia de presenciar a Damo Suzuki?

Este pasado 13 de diciembre del 2017, tuve el placer de ver en vivo a este enorme artista.  La banda que lo acompaño fue excelente:

  • Liderados por el magnifico Fernando Kabusacki (guitarra)
  • Mariano Domínguez (bajo)
  • Fernando Samalea (haciendo probablemente la mejor performance que vi de algún percusionista argentino)
  • Sergio «el koala»Verdinelli como segundo baterista,
  • Alan Courtis en sintetizadores (utilizando una remera de Acid Mothers Temple y replicando la magia de Higashi Hiroshi)
  • Y Matías Mango (teclado)

Estos «Sound Carriers» (llevadores de sonido, termino que acuña Damo para referirse a los músicos de la Network) fueron increíbles, y realmente estuvieron a la altura de un show sumamente cautivante. Todo empezó con la banda tocando por bastantantes minutos, hasta que de repente apareció Damo, caminando relajado hacia el micrófono, cerrando los ojos (como en prácticamente todo momento mienta «canta») y dando inicio a esta fascinante travesía. Este estilo de música fue algo único y sumamente experimental, algo incomparable.

Una vez finalizado el concierto, que por cierto habrán sido 3 canciones, cada una de unos 40 minutos aproximadamente, Damo bajo las escaleras de uno de los costados del escenario, y comenzó a saludar a la gente que había ido a ver el show. Pero lo destacable no es lo atípico, sino la naturalidad y con el cariño que lo hizo. Uno lo veía darle la mano y agradecer a todos los que podía. Aprovechando esta oportunidad, corrí hacía la escalera por donde había bajado, ya que me encontraba en el otro extremo del escenario, y aguarde que volviera para subir. Entonces, abrí mis brazos, ofreciéndole un abrazo, el cual el acepto y me abrazó por unos segundos.


Y ahora después de todo esto, queda cerrar la nota, y creo que esta cita es la mejor manera de hacerlo. Un entrevistador le pregunta: ¿cuáles son tus planes para el futuro?  A lo que el responde: «Ser Damo Suzuki»

Damo Suzuki - Ball